Pasó hace unos días en X. Compartí dos fotos en la red social antes conocida como Twitter, a la que creo casi todos seguimos llamando así extraoficialmente. Las imágenes eran una comparativa histórica del aeropuerto de Sabadell desde el cielo: a un lado, una foto de los años 30 y al otro una imagen actual. Los cambios en casi nueve décadas son notables: lo que antes era un aeródromo de terreno natural con pocas instalaciones, hoy es todo un aeropuerto.
La comparativa tuvo cierta repercusión, toda la que puede tener comparar dos imágenes recordando que ese día la instalación cumplía 89 años de la instalación. Me llamó la atención una respuesta de alguien que apareció de la nada y que, como suele ser habitual en estos casos, era anónimo: “Otra inversión absurda para pagar favores políticos saliendo del dinero de todos los españoles… Ahí lo dejo”, comentó, como tanta gente que usa las redes para criticar y hasta politizar cosas que suele desconocer.
Es probable que esta persona desconociera que en Sabadell hay un aeropuerto y supongo que también le llamaría la atención conocer que en Madrid, Barajas no es el único aeropuerto de esa Comunidad: Cuatro Vientos es la otra instalación de la capital de España gestionada por Aena, por lo que Madrid y Barcelona, no tienen solo un aeropuerto, sino dos: uno que mueve el grueso de la actividad comercial de pasaje y carga y otro está especializado en formación de pilotos, es base de diferentes servicios de emergencias y también son lugares de desarrollo de la aviación general y deportiva… y no, no son “inversiones absurdas para pagar favores políticos”.
El sector de la formación de futuros aviadores o la mejora de conocimientos y experiencia de quien ya lo es, es otro de esos sectores poco conocidos en el país y tiene un buen peso, además de la importancia de ser la cantera de los pilotos que ya nos transportan hoy y que lo harán en el futuro. En España existen actualmente 104 ATOS, un término que proviene de las siglas en inglés de Approved Training Organizations, unas empresas que han sido validadas por los organismos especializados en seguridad aérea para preparar a los futuros pilotos. En este caso, la AESA o Agencia Estatal de Seguridad Aérea, un ente que cuelga del Ministerio de Transportes.
En 13 de las 17 comunidades autónomas hay ATOs para la formación de pilotos. La mayor parte están en Madrid y Cataluña. La primera tiene 32 y la segunda 19. Es aquí donde cobran importancia los segundos aeropuertos de Madrid y Barcelona: en Cuatro Vientos 16 escuelas de todo tamaño tienen basados aviones y helicópteros para entrenamiento de pilotos, mientras que, en Sabadell, media docena de centros de formación son los que tienen el más alto porcentaje de movimientos en sus instalaciones.
Para que se hagan una idea de la cantidad de vuelos que tiene cada aeropuerto, simplemente hay que mirar a las últimas estadísticas de la gestora de las instalaciones: durante el último mes de julio, Madrid-Cuatro Vientos manejó 5.272 vuelos, actividad por encima, por ejemplo, de Bilbao, que tuvo 5.100 vuelos el mes pasado. Por su parte Sabadell tuvo 4.390 operaciones del 1 al 31 de julio de 2023 y superó en movimientos a instalaciones como Fuerteventura, Jerez o Girona. Evidentemente la de una isla canaria no es el mismo tipo de aviación que la de un aeropuerto especializado en formación, aunque las cifras de movimientos y el trabajo de los sus controladores aéreos es notable, con lo que la vida que tienen estos aeropuertos gracias a estas actividades está muy, muy lejos de esos “aeropuertos sin aviones” que aun existen en el imaginario de algunos.
Aunque los vuelos de formación son mayoría en estas instalaciones, la importancia que tienen como base de operaciones y mantenimiento de servicios de emergencia es notable: en el caso madrileño, las aeronaves de la DGT que cubran la región están allí y las del Cuerpo Nacional de Policía, tanto helicópteros como aeronaves de ala fija, tienen su base en cuatro vientos. También reciben allí mantenimiento parte de los helicópteros sanitarios y de emergencias que cubren la región y otras zonas de España. Esto ultimo es similar en Sabadell: allí se mantienen los helicópteros de diferentes servicios de emergencias como rescate o helicópteros-ambulancia y es también la base de los servicios de emergencia del gobierno catalán, como los helicópteros de los Mossos d’Esquadra, los Bomberos de la Generalitat o el servicio de Trafico.
Otro tema no menor es el mantenimiento de aeronaves. Tanto en el aeropuerto madrileño como en el catalán hay varias empresas punteras en el campo de la reparación y revisión de aeronaves que son referencia en el resto del país e incluso llegan desde diferentes puntos de Europa. Finalmente, la aviación general y deportiva tiene también su peso en ambos lugares: allí también se vuela por placer. No es algo mayoritario en el cómputo de las operaciones, aunque el alquiler de aviones por horas, los vuelos de aeroclub y otras actividades aéreas de promoción de la cultura aeronáutica, como la Fundación Infante de Orleans o la Fundació Parc Aeronàutic de Catalunya son también parte de la vida de estos aeropuertos y, a veces, culpables de futuras vocaciones aeronáuticas. Ambas fundaciones coinciden en tener el apoyo de la Fundación Enaire, la institución cultural pública dedicada a gestionar, conservar y difundir el patrimonio artístico de Enaire, además de fomentar, divulgar e impulsar la cultura aeronáutica en la sociedad.
Todo lo anterior contrasta con ese “otra inversión absurda”, una opinión desde el desconocimiento que se perderá entre miles de comentarios así, en el mar de X… o de Twitter.
Por mi parte, simplemente quería darles a conocer el peso de instalaciones así. Hay varias más por el resto de España, como Andalucía o Canarias. Hablaremos de ellas más adelante.