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Cómo se trabaja para salvar a las tortugas bobas gigantes de Cabo Verde

La tercera zona de desove de tortugas bobas más grande del mundo se encuentra en las playas insulares de la pequeña nación africana de Cabo Verde. La tortuga boba media es grande –alrededor del doble del peso de un estadounidense medio– pero sus poblaciones no lo son: la especie está catalogada actualmente como Vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Silvana Monteiro Roque, bióloga de la ONG local Terrimar y jefa de proyecto del Fondo de Acción para la Conservación Marina (MCAF) del Acuario de Nueva Inglaterra, tiene su base en la isla de Santo Antão, en Cabo Verde, y explica que la población de tortuga boba tiene allí una gran diversidad genética.

«En las playas sólo trabajamos con la tortuga boba, que es la especie que anida en Cabo Verde, pero en nuestros mares se pueden encontrar cinco especies de tortugas«, dice, y añade que Terrimar realiza diversas investigaciones sobre las tortugas marinas que anidan en la isla.

«Marcamos tortugas, tomamos medidas de las tortugas, recogemos muestras de piel de las tortugas para estudios genéticos que se hacen en Inglaterra, y seguimos los nidos hasta que las crías salen al mar», explica Roque.

Dice que aunque la comunidad local ha comido tradicionalmente carne de tortuga marina, la captura de tortugas es ilegal en Cabo Verde desde 2005 y el consumo de su carne está prohibido desde 2018.

«Hoy en día, el nivel de concienciación es mucho mayor que hace 20 años, cuando empezaron los esfuerzos de conservación de las tortugas en Cabo Verde, pero todavía hay mucha gente que captura tortugas marinas, por motivación económica o a veces sólo por tradición», dice Roque. «Trabajar estrechamente con las comunidades locales es crucial porque sólo a través de su implicación en todos los pasos del proceso, conseguimos resultados duraderos».

Regreso a Cabo Verde

Roque nació en Brasil, hija de inmigrantes de Cabo Verde, y ha vuelto a las islas para ayudar a conservar su fauna salvaje.

«Mi pasión por los animales desde niña me llevó a estudiar biología», dice, «siempre tuve perros y conejos en casa, pero nunca pájaros ni peces, porque no me gusta tener a los animales en una prisión, creo que todos los animales merecen salir libres».

Roque llegó a Cabo Verde en 2006 para trabajar en una reserva natural de la isla de São Nicolau, a través del Ministerio de Medio Ambiente y Pesca de Cabo Verde.

«Durante 15 años trabajé en el Ministerio, en la creación y puesta en marcha de la red nacional de Áreas Protegidas, y en el desarrollo de sus planes de gestión», dice, «creo que a través de una buena gestión de un área protegida, se puede garantizar la conservación de las especies en peligro y organizar las actividades humanas de forma que coexistan para promover el desarrollo sostenible de las comunidades que dependen de las áreas protegidas para su subsistencia».

Tortugas en Ghana

Más allá, en la costa occidental de África, ayudar a cambiar las actitudes de las comunidades también está en la agenda de Eric Quayson, un conservacionista afincado en Ghana.

Las tortugas marinas son capturadas con frecuencia por los pescadores locales en Ghana y el trabajo del joven conservacionista ghanés consiste en trabajar con esos pescadores para asegurarse de que el mayor número posible de tortugas regresa al mar, después de haber sido marcadas.

Quayson cuenta que durante generaciones los pescadores de Axim también capturaban tortugas, incluida la vulnerable tortuga laúd, para comérselas o venderlas, pero eso está cambiando poco a poco.

«Creo que es muy importante implicar y respetar a los pescadores y el papel que pueden desempeñar en la protección de las tortugas», afirma Quayson.