Opinión Kerman Romeo

El momento en que lo sabes

Hay pocas cosas más mágicas que el instante en que te das cuenta de que estás viviendo algo mágico.

Podríamos llamarle el momento de la revelación, el instante en el que te das cuenta de que estás formando parte de algo mágico. Hay hechos muy evidentes, como ser padre, en los que es inevitable saberlo. Me recuerdo en el paritorio pensando en que, si hiciesen una película de mi vida, esa escena no podría faltar. Sin embargo, hay otros momentos que no llevan un cartel iluminado y rotulado con las palabras “Importante” que también se convierten en definitorios de una existencia y en los que el fotograma de la revelación no se puede prever, pero sí sentir. Vaya que se siente. Hay pocas cosas más mágicas que el momento en que te das cuenta de que estás viviendo algo mágico.

Mi iPhone, saturado de imágenes, me recomendó ayer una foto tomada el 21 de octubre de 2018, la instantánea que acompaña a este texto. Aparentemente, es una foto de un rodaje cualquiera, pero es mucho más que eso; se trata de el momento en el que me di cuenta de que con la campaña “El tiempo que nos queda”, de Ruavieja, teníamos algo importante de verdad entre manos. Importante para la marca, por supuesto, pero también relevante para la gente y, por qué no decirlo, para cada uno de nosotros individualmente. Estábamos formando parte de algo que iba a marcar las carreras de muchos para siempre. Había mucha emoción y mucha piel en aquel set de rodaje.

Es evidente que tendemos a embellecer lo sucedido, que la mayoría de historias se construyen a posteriori, que si aquella campaña no hubiera funcionado como lo hizo nadie estaría contando esto, pero prometo que en el rodaje la mayoría sentimos algo parecido. Había algunas exclamaciones del estilo de “¡Dios!” o “Esto es la hostia, equipo”, pero ante todo había gente con ojos vidriosos y sonrisas satisfechas. Había magia ahí, como si una pluma estuviese volando con la música de “Forrest Gump” como banda sonora. Lo veías en Clara, en Dani, en Belén, en Miguel Ángel, en Telmo, en Juan, en Gastón, en Juanfri, en Laura, en María, en Víctor… Todos supieron que algo pasaba.

No son demasiados los momentos en los que uno es consciente de estar viviendo algo grande, al menos en mi caso. Sin embargo, cuando vienen, me gusta disfrutarlos y paladearlos al máximo. Son momentos de comunión total con los demás, de complicidades compartidas, de relajación, de ingravidez. No siempre el qué es agradable, hay veces que esos momentos definitorios son duros, pero saber que es un momento relevante a mí me hace intentar no perderme nada.

Me encanta haberme encontrado con esta foto cinco años después. A ese instante le queda mucha vida por delante.

Feliz lunes y que tengáis una gran semana.