Uno de los impactos más importantes es la posibilidad de poner el poder del aprendizaje en manos de los alumnos, potenciando sus peculiaridades y ofreciéndoles una experiencia educativa personalizada, para que puedan controlar su aprendizaje y su futuro.
Muchos de los colegios que imparten clases ya cuentan con proyectores de LED y cámaras de documentos, un número creciente de escuelas dan a los profesores la posibilidad de trabajar con tablets inteligentes o dispositivos personales de los estudiantes. Es aconsejable detenerse por un momento y tratar de comprender cómo estas poderosas herramientas pueden influir en la experiencia de aprendizaje de los estudiantes y de los educadores.
El poder de elegir
El conocimiento del mundo está a unos pocos clics de distancia y hoy los estudiantes pueden decidir cómo ponerse en contacto con él. Gracias a la tecnología, los estudiantes pueden diseñar su propio camino de aprendizaje, establecer sus metas y decidir cómo mostrar lo que saben, lo que aprenden y lo que pueden hacer. Los maestros pueden ayudar a este proceso, alentándolos a tomar decisiones informadas sobre la tecnología que usarán para su educación y pidiéndoles que continuamente rediseñen las tareas, explorando nuevos estándares y conexiones.
Compartiendo las diferencias para mejorar
Las aulas ya no se consideran una identidad uniforme, sino una conexión de diferentes voces que pueden crecer y mejorar y experimentar mejor con sus peculiaridades. Gracias a la tecnología, estas voces ya no son silenciadas, pueden interactuar dentro y fuera del aula, compartiendo ideas y puntos de vista entre sí, con las familias, con la comunidad escolar y con el mundo entero.
Los educadores pueden ayudar a los estudiantes y guiarlos a través de las oportunidades de mostrar su aprendizaje y hacer que elijan una audiencia auténtica y útil. Las redes sociales son el lugar más común donde los estudiantes comparten sus voces y experiencias de vida, de modo que los maestros pueden ayudarlos a hacerlo de manera responsable e inteligente, para lograr el resultado más positivo de esta práctica.
Cambiar las funciones de alumno-maestro
La tecnología da más posibilidades de interactuar y comunicarse en nuevas condiciones y con nuevas reglas menos formales. Los estudiantes se han vuelto mucho más activos y comprometidos en el aula, mientras que los maestros se han convertido en más facilitadores que simplemente un dispensador de información.
Las aulas son un entorno más colaborativo donde los roles han cambiado y los educadores y maestros están al mismo nivel, compartiendo información y emociones, con un contacto más profundo que saca a relucir las peculiaridades internas de cada uno de ellos.