La tierra literalmente se movió durante el concierto de Taylor Swift en Seattle (Washington), el fin de semana pasado. Los sismólogos de la Western Washington University detectaron un terremoto de magnitud 2,3 junto al lugar donde se celebraba el concierto de la artista, en el Lumen Field. Esto es emblemático del poder de la cultura para mover el suelo bajo nuestros pies, y quizá bajo nuestros hábitos.
Las películas, los anuncios, el arte, los libros y la música tienen el poder de conmovernos, a veces profundamente, provocando un terremoto cultural. Tiburón lo hizo, al igual que E.T., Philadelphia, el arte de Andy Warhol, el concierto Live Aid de 1985 que recaudó 127 millones de dólares para paliar la hambruna en África, las audiencias televisadas de McCarthy y Watergate y las del 6 de enero, Sucesión y el anuncio del hongo nuclear de la campaña presidencial de Lyndon Johnson en 1964 que resuena hoy en la película Oppenheimer, por nombrar algunos.
«Para que algo suceda a gran escala, necesitamos el apoyo de la cultura», explicó Chantal Bilodeau, fundadora de Climate & Arts Initiative, en una entrevista exclusiva en Electric Ladies Podcast. «Los artistas son buenos plantando estas semillas, poniendo las historias ahí fuera y para cualquiera. La clave es la repetición. Así, si te encuentras con una determinada historia, un determinado tipo de historia, en la música que escuchas, en los artículos que lees, en la valla publicitaria que observas o en los murales que ves cuando caminas por la calle, en algún momento se crea un marco en el que puedes empezar a vivir y los cambios se convierten en algo natural».
¿Reflexionarán los guionistas y actores en huelga sobre cómo utilizar su poder como narradores?
Mientras las huelgas de guionistas y actores obligan a la industria del entretenimiento a hacer una pausa, reflexionar y negociar, tal vez, sólo tal vez, también puedan plantearse cómo utilizar el poder de sus medios para educar, motivar y comprometer a su público sobre cómo las tecnologías, hábitos y productos que abordan el cambio climático nos permiten mantener el estilo de vida al que nos hemos acostumbrado o hacer nuestras vidas más eficientes, seguras, sanas o divertidas.
¿Cuándo hablará Hollywood de ellos o los integrará en sus guiones? Como los personajes que van a una cita en un coche eléctrico, mostrando a los actores enchufándolo para recargarlo donde sea. O que compren ropa y pidan al dependiente artículos fabricados con tejidos sostenibles como Tencel o los nuevos Levi’s 501 hechos con algodón orgánico, materiales reciclados y menos agua. O que los personajes aboguen por añadir árboles y parques para enfriar nuestras ciudades y reducir las emisiones de carbono, o que trabajen en tecnologías de energía limpia. Eso es lo que esperan algunos en el ecosistema de Hollywood.
«Creo que, por desgracia, nos encontramos en un entorno mediático en el que se tiende a cubrir toda la tragedia que estamos viviendo. Y hay mucho que esperar y mucho que buscar en cuanto a las soluciones que se están poniendo en práctica», me dijo Jill Tidman, directora ejecutiva del Centro Redford, en una entrevista exclusiva (que se emitirá en septiembre en Electric Ladies Podcast). El Centro Redford es una organización independiente sin ánimo de lucro fundada por el actor y cineasta Robert Redford y su difunto hermano James, que se dedica a «promover soluciones medioambientales a través del poder de las historias que conmueven», según su sitio web.
Historias que muestren resiliencia, poder comunitario, valentía y soluciones creativas, sobre todo victorias.
Del mismo modo que inundan nuestras pantallas con violencia y películas de acción, Hollywood podría utilizar su poder para modelar soluciones no violentas y abogar por el medio ambiente, del mismo modo que «Law & Order SVU» aboga por las víctimas de violación y muestra los derechos de las mismas. Tidman dijo que el Centro Redford apoya las historias que conciencian, educan y «que dan mucha esperanza a otras personas».
La directora ejecutiva del Centro Redford explicó que «lo primero» que buscan «es ver a otras personas mostrando coraje moral y fortaleza», al hacer algo sobre «una situación que es realmente injusta, inequitativa, increíblemente impactante». Como ejemplo citó un documental sobre una comunidad que lucha contra una empresa manufacturera que lleva años contaminando los recursos de su comunidad y provocando diversos tipos de cáncer. La mujer que cuenta la historia también está luchando contra el cáncer.
«A veces un proyecto en sí mismo, la mera concienciación sobre un problema, puede ser parte de la solución», añadió. Otro de los proyectos que apoyaron se llama Deep Rising, sobre los peligros medioambientales, sociales, geopolíticos y económicos de la inminente explotación comercial de los fondos oceánicos en busca de metales fundamentales para la transición energética, como el níquel y el cobalto. (La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos retrasó recientemente su normativa definitiva para evaluar mejor todas estas cuestiones debido a las quejas recibidas).
Otro proyecto que es bastante creativo, aumenta la concienciación y demuestra coraje y voluntad es Youth v. Gov, que también es noticia estos días. Se trata de un grupo de 21 jóvenes (de catorce a 24 años) que demandan al gobierno federal por poner en peligro sus derechos al no abordar el cambio climático. El 1 de junio de 2023, la juez de distrito Ann Aiken trasladó el caso a juicio, diciendo: «Ejerciendo mi ‘juicio razonado’, no me cabe duda de que el derecho a un sistema climático capaz de sustentar la vida humana es fundamental para una sociedad libre y ordenada».
Según Tidman, mostrar a personas –reales o ficticias– que adoptan medidas positivas para hacer frente al cambio climático y se benefician de ello (legalmente), ayuda a que el público se sienta capaz y responsable de actuar también.
«Es un problema de todos»
Mucha gente ha pasado, me dijo Tidman, de la negación al «no es mi problema, no tengo que ocuparme de ello porque hay mucha actividad». Pero ella y el Centro Redford creen que «es un problema de todos».
Los creativos tienen un conjunto de habilidades únicas que podrían utilizar para llegar a la gente a través de la narración de historias, en una serie de situaciones diferentes, para llegar a millones de personas a un nivel que otras industrias no pueden.
«Es un problema de todos», subraya Tidman. «¿Cómo podemos atraer a más personas para que empiecen a verlo como algo que les afecta, lo quieran o no, lo reconozcan o no?».