Fitch Ratings ha mejorado la calificación crediticia de Brasil a ‘BB’, desde ‘BB-‘, con perspectiva estable con arreglo al desempeño macroeconómico y fiscal «mejor de lo esperado» en medio un contexto de choques externos.
La agencia calificadora ha destacado que, a pesar de las persistentes tensiones políticas, Brasil ha logrado avanzar en la puesta en marcha de importantes reformas para abordar los desafíos económicos y fiscales.
Además, aunque el nuevo gobierno de Lula da Silva aboga por alejarse de la agenda económica liberal de los gobiernos anteriores, Fitch espera que se dé un escenario de pragmatismo y se impidan desviaciones «radicales» en la política macroeconómica y microeconómica.
En este sentido, Fitch prevé que las nuevas medidas tributarias anclen la posición fiscal del país y la ratio entre la deuda pública y el PIB crezca a un ritmo más lento.
La calificación de Brasil está respaldada por su economía grande y diversa, por un alto ingreso per cápita y por mercados internos profundos. Asimismo, la nota de solvencia del país también está sostenida por la capacidad de absorción de impactos, con un tipo de cambio flexible, reservas internacionales sólidas y una posición acreedora externa neta soberana.
No obstante, la alta deuda del gobierno, la rigidez fiscal o el débil potencial de crecimiento económico son obstáculos para mantener esta calificación. Así, la aplicación de políticas que deterioren las condiciones de endeudamiento o que aumenten la inestabilidad macroeconómica podrían conducir a una rebaja de la nota.
Por el contrario, los avances en la consolidación fiscal o la evidencia de una mejora en las perspectivas de inversión y crecimiento económico podrían permitir a Fitch Ratings revisar la calificación al alza.