El colapso de la plataforma de criptomonedas Globix, tras cuya declaración de insolvencia los liquidadores obtuvieron el pasado mes de abril una orden judicial para congelar los activos relevantes y obtener información en la búsqueda de 43 millones de dólares (39 millones de euros) en fondos, contaría entre los acreedores afectados con relevantes figuras de la élite de Gibraltar, según informa ‘Financial Times’.
En concreto, citando fuentes conocedoras, el diario señala que el ex primer ministro de Gibraltar Peter Caruana y el líder de la oposición Keith Azopardi se encuentran entre las figuras de alto perfil que habrían invertido utilizando la plataforma, cuyo único accionista y director, Damian Carreras, habría utilizado los nombres de estas personalidades para promover el negocio.
Entre otros inversores que habría utilizado Globix se encontrarían Anthony Provasoli, Aaron Payas y Justine Picardo, todos socios de Hassans, un bufete de abogados de alto perfil en Gibraltar.
En este sentido, el periodico recuerda que Justine Picardo se separó recientemente del actual primer ministro de la Roca, Fabián Picardo, mientras que Provasoli asesoró a los reguladores de Gibraltar durante sus esfuerzos por crear reglas sobre la actividad relacionada con las criptomonedas y que se introdujeron en 2018.
En una declaración conjunta, Payas y Provasoli dijeron se consideraron «víctimas», ya que su única participación en Globix fue como «inversionistas tardíos», asegurando que «nunca habían promocionado Globix ni aconsejado a otros que invirtieran» y que de haber sido informado de que sus nombres se estaban utilizando para atraer inversores nunca habrían estado de acuerdo.
De su lado, Carreras, quien defiende que Globix fue objeto de un ciberataque, ha asegurado al rotativo que nunca realizó tal promoción de la plataforma, «aparte de hablarlo inicialmente con un pequeño grupo de familiares y amigos cercanos», añadiendo que ha recibió amenazas de muerte a raíz del colapso de la plataforma.
Desde el colapso de Globix, Gibraltar ha tratado de distanciarse de lo sucedido, señalando que la empresa estaba registrada en las Islas Vírgenes Británicas y no tenía licencia de la Comisión de Servicios Financieros de Gibraltar, el principal organismo de control de los mercados financieros de la península.
«Globix no tiene nada que ver con Gibraltar, aparte de que el hombre que estaba liderando la campaña para persuadir a la gente de que invirtiera dinero era gibraltareño», indicaba el ministro de Servicios Digitales, Financieros y Servicios Públicos de Gibraltar, Albert Isola, en una entrevista a la televisión local el mes pasado.
En este sentido, ‘Financial Times’ apunta que, si bien Gibraltar ha tratado de distanciarse del escándalo, el colapso de Globix asestó un duro golpe a las esperanzas de la Roca de diversificar su economía convirtiéndose en un hub de financiación de activos digitales ante la incertidumbre sobre su relación comercial con España posterior al Brexit.
Asimismo, el colapso de la plataforma también subraya los riesgos que varias jurisdicciones han asumido en la carrera por establecerse como centros globales para la actividad de activos digitales, incluyendo el impacto reputacional recibido por lugares como Las Bahamas y Singapur a raíz de recientes escándalos relacionados con el ‘criptoinvierno’, la crisis que desencadenó una cadena de quiebras en el sector hace un año.