Enclavado en el corazón del casco antiguo de Valencia en una ubicación única que combina historia y belleza arquitectónica, se encuentra el Hotel Palacio Vallier, un destino único que encarna el lujo, la sofisticación y el encanto del pasado. Buque insignia de la compañía MYR Hotels, es un palacete del siglo XIX ubicado en la solemne Plaza Manises donde se encuentran otros edificios ilustres como el Palacio de la Generalitat Valenciana y la Diputación de Valencia, junto a la estatua de Francisco Pizarro y un enorme ciprés de más de diez metros.’
El palacio mantiene elementos originales del siglo XIX, con una estética contemporánea que pasa por el art decó valenciano y por la presencia de la nueva cerámica de Lladró. Incluso hay una bar-museo, Lladró Lounge Bar, y una suite que lleva su nombre, la suite Lladró, que ocupa el lugar del antiguo salón de baile del palacio. Entre sus sábanas han estado estrellas del cine como Cate Blanchett, Penélope Cruz y Javier Bardem.
Su suelo tiene una historia deslumbrante: durante la rehabilitación se descubrieron los restos de una perfumería romana del siglo III, un hallazgo excepcional que dota de un aire único a su restaurante La Perfumería, haciendo honor a sus orígenes. En él se reúnen chefs de diferentes puntos del mundo con estrella MICHELIN, para fusionarse con el sabor y la pureza del producto autóctono. La bodega del restaurante alberga una impresionante selección de vinos que complementan a la perfección las creaciones culinarias.
El hotel cuenta con 31 habitaciones y suites diseñadas para que te sientas como en casa gracias al uso de la luz y de la calidez de materiales nobles pero, el espacio estrella está en su parte alta donde encontramos una terraza con vistas únicas a la Catedral y la Plaza de La Virgen.
El Palacio Vallier fue mandado construir por Francisco Royo y Salvador, un rico hacendado que compró la antigua Casa Baylía, que funcionaba como Archivo, además de una vivienda anexa para levantar la residencia donde vivir. Fue en 1883 cuando las obras fueron encomendadas al arquitecto Salvador Monmeneu que apostó por el estilo ecléctico y señorial que hace tan especial a este edificio aún en nuestros días. Dada su magnífica ubicación, a lo largo de la historia ha sido utilizado como residencia particular, sede del Tribunal Supremo, Casa Americana en los años setenta y en los noventa acogió las instalaciones de la Diputación de Valencia. No fue hasta que llegó el nuevo siglo cuando el palacio sufrió su última reforma para transformarse definitivamente en un establecimiento hotelero.
