El explorador de National Geographic Gibbs Kuguru está cansado de oír que se conozca a los tiburones como los ‘villanos del mar’. El científico y conservacionista, actualmente en colaboración con el Ritz-Carlton Maldivas Islas Fari, cree que los tiburones y todas las criaturas oceánicas merecen nuestro respeto, y que es la única forma de avanzar en lo que respecta a los viajes responsables junto al mar y la conservación verdaderamente colectiva de los océanos.
Hablamos con Kuguru para que nos explique exactamente en qué consiste su trabajo como ‘relaciones públicas’ de los escualos y cómo el viajero medio puede marcar la diferencia en lo que se refiere a la conservación de los tiburones y de los océanos en su conjunto.
PREGUNTA. ¿Por qué los tiburones? ¿Qué le apasiona tanto de ellos?
RESPUESTA. Me atraen irresistiblemente los misterios y los tiburones ofrecen la emoción intelectual perfecta. Su enigmático comportamiento, su historia evolutiva y su diseño casi impecable están llenos de revelaciones sobre cómo han logrado sobrevivir a cinco extinciones masivas a lo largo de milenios. Como genetista, creo que hay secretos cautivadores que desvelan una comprensión profunda sobre el mundo natural. En cierto modo, me siento como un periodista de investigación, pero para tiburones.
P. ¿Puede describir cómo es un día normal como explorador de Nat Geo?
R. Para los exploradores como yo, no hay momentos «normales», cada día es una aventura. Existe una verdadera yuxtaposición entre el aspecto físico del trabajo de campo, en el que estoy lidiando con tiburones bajo el sol abrasador, y el lado limpio y clínico del laboratorio, en el que exponemos muestras de tejido a enzimas y productos químicos para poder lidiar con el ADN. Últimamente, he estado aprovechando el poder de la informática para agilizar mi análisis del código genético de los tiburones. Cada paso en este viaje presenta sus propios retos únicos, ¡y eso es precisamente lo que alimenta mi pasión por este trabajo!
P. ¿Cuál es la parte más gratificante de ser científico? ¿Cómo supo que quería dedicarse a la investigación y la conservación?
R. La parte más gratificante de ser científico es acercarse a la verdad. En mi mundo, eso significa desentrañar la verdadera naturaleza de los tiburones a través de los secretos codificados en su ADN. Fue a través de mi investigación genética que se encendió mi deseo de dedicarme a la conservación. Profundizando en su composición genética, he descubierto que la implacable sobrepesca de tiburones los ha llevado al borde de la extinción, forzándolos a mantener relaciones incestuosas como último esfuerzo para sobrevivir. Esencialmente hemos roto el intrincado mosaico del ADN de estos tiburones y existe la posibilidad de que nunca recuperemos esa diversidad.
P. ¿Puede explicar sus actuales esfuerzos de investigación como si hablara con un niño de cinco años?
R. Estoy utilizando la genética para conocer cómo viven los tiburones en el océano. Su ADN me cuenta historias sobre su comunidad que pueden ayudarme a saber si son fuertes y sanos, o débiles y necesitan ayuda. Hoy en día los tiburones necesitan nuestra ayuda más que nunca, por eso mi investigación me ha llevado a ser conservacionista.
P. ¿Qué ideas erróneas suele tener la gente sobre su trabajo y su investigación?
R. Solía pensar que los tiburones eran animales solitarios que no se relacionaban con otros miembros de su especie. Sin embargo, las pruebas han demostrado que algunos tiburones forman redes sociales para aumentar sus posibilidades de supervivencia. Lo más interesante es que también se ha descubierto que los tiburones tienen personalidades únicas, lo que puede ser un factor importante que influya en sus estructuras sociales.
P. ¿Son tan peligrosos como parece? ¿Ha tenido algún encuentro cercano?
R. Siempre hay un elemento de peligro cuando se trabaja con cualquier animal salvaje; hay que tener cuidado. Pero ésta es la verdad: los tiburones no son bestias volátiles y salvajes porque se les puede comprender e interactuar con ellos de forma segura. Cuando se bucea con tiburones, las condiciones perfectas son primordiales. Se trata de fomentar el conocimiento mutuo entre el buceador y el tiburón, ¡un ingrediente clave para una interacción armoniosa! Hasta la fecha, aún no he tenido ningún encuentro negativo, pero sí muchos momentos en los que se puso a prueba mi temple.
P. ¿Cuál es la parte más difícil de su trabajo o de sus esfuerzos de investigación?
R. ¿Mi mayor reto? ¡Ser el gurú de relaciones públicas de los tiburones! Lo crea o no, yo también solía temerlos, así que entiendo cómo los percibe la gente. ¡El principal obstáculo radica en transformar las actitudes sociales hacia los tiburones mientras nos bombardean con titulares sensacionalistas que pintan una imagen inexacta! El único antídoto para esta pandemia de desinformación es un encuentro de primera mano con los tiburones.
P. ¿Cómo ha moldeado o cambiado su enfoque el hecho de trabajar en las Maldivas?
R. Las Maldivas tienen un 99% de agua, lo que significa que el paisaje marino es la característica más pronunciada de esta nación insular. Fue todo un mundo nuevo para mí que exigió un estudio meticuloso de la batimetría del archipiélago, ya que influye drásticamente en la vida salvaje en el agua. Sin embargo, hay otros factores que desempeñan un papel considerable, aunque no demasiado obvio. Curiosamente, gracias a mis recientes investigaciones, he descubierto que los tiburones de arrecife de punta negra de las Maldivas ¡son auténticos lunático-ticos! Esto significa que sus actividades están sólidamente sintonizadas con la fase lunar. Cuando hay luna llena estos tiburones se vuelven muy activos y ése es también el mejor momento para salir a buscarlos.
P. ¿Cómo pueden los huéspedes ayudar activamente en los esfuerzos de conservación?
R. En las Maldivas, los huéspedes tienen el poder de convertirse en héroes de la conservación buceando o practicando snorkel con tiburones. No es sólo una aventura emocionante, es una inversión en el futuro. Un estudio demostró que un solo tiburón aportaría 3.000 dólares anuales al PIB del país a través del turismo de tiburones. Compárelo con los míseros 32 dólares que obtendría en el mercado pesquero. Cada huésped que se embarca en un viaje de buceo se convierte en un contribuyente directo a la conservación de la especie.
Para apoyar esta iniciativa, The Ritz-Carlton Maldives Fari Islands ha puesto en marcha varios programas interesantes para educar a los huéspedes en los esfuerzos de conservación y el ecologismo. A través del programa Embajadores del Medio Ambiente de Jean-Michel Cousteau los huéspedes pueden explorar y comprometerse con la naturaleza, ya sea buceando para explorar los arrecifes de coral, pilotando un submarino submarino o tomando clases de simulación con drones para identificar la vida marina y detectar plásticos y residuos en las aguas, los viajeros pueden conocer las maravillas del océano y la importancia de preservarlo.
P. ¿Hay algo más que quiera que sepan los lectores sobre su investigación/colaboración con el Ritz-Carlton o sobre el turismo centrado en los tiburones en general?
R. La colaboración es el latido de la conservación y encontrar socios que compartan un profundo amor por el medio ambiente como yo es de suma importancia para mí. Por eso mi estancia en The Ritz-Carlton Maldives Islas Fari, ha sido poco menos que inspiradora. Han ido más allá para mostrar su inquebrantable compromiso con la conservación y la sostenibilidad a través de iniciativas pioneras.
Una de ellas es el Centro Tecnológico de Conservación de las Maldivas, que es una asociación entre The Ritz-Carlton Maldives, Islas Fari y Melissa Schiele, una brillante investigadora doctorada de la Universidad de Loughborough. Los esfuerzos del complejo turístico no se limitan a lo interno.
A través de su programa Huellas Comunitarias, movilizan a la comunidad circundante y a los huéspedes para que unan sus fuerzas en la preservación del medio ambiente. Cada mes, se presentan a los huéspedes actividades atractivas centradas en el control de la contaminación, la protección de los espacios naturales y el apoyo a investigaciones cruciales. El Ritz-Carlton Maldivas Islas Fari es el epítome de la inversión en el océano, ¡un santuario donde los sueños de conservación se hacen realidad!