La nave eléctrica será minúscula según los estándares modernos, con capacidad de 100 a 150 contenedores de envío. Pero su llegada podría ser un gran punto de inflexión para la industria naviera mundial.
El buque, según el Wall Street Journal, costará 25 millones de dólares, aproximadamente tres veces más que un buque convencional de tamaño similar, pero ahorrará hasta un 90% en los costos anuales de operación eliminando combustible y tripulación.
Aunque se proyecta que se inicie el próximo año, la transición a una operación totalmente autónoma sólo se hará por etapas. Primero será operado por un equipo de a bordo, luego de forma remota, antes de llegar a ser completamente autónomo en 2020. Esto también está relacionado con el tiempo que necesitan las reglas que gobiernan este sector para estar completamente en su lugar.
Yara Birkeland está siendo desarrollado por la firma agrícola Yara International y el fabricante de sistemas de orientación Kongsberg.
Un ejecutivo de Yara dijo a la revista que una vez que los reglamentos se ponen al día, la compañía planea construir buques más grandes que podrían trabajar rutas más largas. Si se lograra un ahorro de costos similar, podría ser un salvavidas para la industria naviera mundial, que ha pasado años luchando con exceso de capacidad y caídas de tasas, lo que ha provocado beneficios para la cratera e incluso la bancarrota de las grandes empresas.
Cuando se trata de puestos de trabajo, el impacto de los buques autónomos puede ser más suave que el de los camiones de carga autodirigidos. Mientras que los camiones sin conductor podrían poner a centenares de millares de conductores humanos fuera del trabajo, las necesidades relativas del equipo de envío han estado declinándose ya por décadas. Muchos buques portacontenedores, incluidos los que transportan más de 10.000 contenedores, ya utilizan 30 tripulantes o menos.