Por norma general, los libros no pretenden asustar o llevarnos a un estado de shock. Sus historias no tienen lugar en pasajes oscuros o noches de tormenta. Normalmente, están ubicados en las calles que conocemos, en casas que podrían ser las nuestras. Las historias que pueden provocarnos pesadillas, a menudo están basadas en hechos o personajes reales y son las que más nos sacuden.
Uno de esos libros que se quedan guardados en la memoria y es imposible de apartar es “A Sangre Fría”. Truman Capote cuenta la historia del asesinato de una familia durante el robo de su granja en Kansas. No es solo la manera tan escandalosa de relatar un crimen que en realidad sucedió lo que hizo que la novela fuera tan poderosa, sino también la manera que Capote escogió para retratar a los dos autores del crimen. Mientras que uno de ellos encajaba perfectamente en las expectativas de un asesino capaz de matar a sangre fría, el otro era cortés, desafiando nuestras preconcepciones y provocando una simpatía incómoda.
En “El Señor de las Moscas”, William Golding también introduce el concepto del bien y el mal en su descripción del comportamiento de unos chicos atrapados en una isla desierta. Los protagonistas se enfrentan a desafíos y responden con violencia, abuso y feroces luchas de poder. Mientras al comienzo del libro, los chicos empiezan siendo niños, su comportamiento va degenerando hasta el punto de convertirse en animales.
Son pocos los lectores que no se han preguntado si esto les podría suceder a ellos, o alguien que conociesen. La respuesta es inolvidable y aterradora. Esta es probablemente la razón por la cual algunos libros nos marcan tanto. Las situaciones y los personajes son reconocibles para nosotros, se asemejan a los telediarios que vemos por la noche. Los telediarios nos sacuden pero de forma breve, puede ser que diez minutos después continuemos con nuestras vidas y olvidemos las desgracias. Por otro lado, los libros nos llevan más lejos, exponiéndonos a las experiencias del captor y del cautivo.
Los libros se convierten en parte de nuestra experiencia personal, para mejor o para peor. Una vez leídos, permanecerán siempre con nosotros. Cuidado con lo que lees.