Cómo nos gustan los eufemismos en situaciones complicadas para evitar palabras gruesas. Cuando alguien fallece, decimos que “se ha ido” o que “ya no está”, como quien se marchó a por tabaco y nunca volvió; alguien “tenía una aventura”, en vez de haber sido infiel; y quizá el mayor de los eufemismos de todos sea que en los trabajos nadie tiene defectos, ni siquiera debilidades, sino “áreas de mejora” o “áreas de oportunidad”, que últimamente está de tendencia decirlo así. Qué secas pueden llegar a ser las palabras, qué contundentes, como para que tengamos que endulzarlas con tal de evitar un disgusto, un enfado y, en tantos casos, la propia realidad.
Después de un pequeño puñado de años, me he dado cuenta de algunas cosas: septiembre-diciembre y marzo-junio suelen ser los tramos más intensos del año profesional, las cápsulas de Nespresso en forma de ovni no saben igual que las que tienes en casa y las denominadas “áreas de mejora” son siempre o casi siempre la cara más sombría, el reverso, de las fortalezas. La pasión es el anverso de la pesadez, la capacidad de organización el de la falta de cintura, tener las ideas claras el de la inflexibilidad. Es la misma moneda, pero a veces cae de un lado y otras de otro.
Hace algún tiempo, me di cuenta de que uno no corrige sus “áreas de mejora”, sino que se hace consciente de ellas y aprende a detectar los signos que se producen cuando aparecen para saber manejarlas. De alguna manera, podríamos denominarlas como “áreas a domesticar”. Buscar la corrección de esos defectos, ahora sin eufemismo, tratar de erradicarlos, es un planteamiento absolutamente equivocado; la clave está en visibilizarlos, hacer consciente al receptor de ellos y que él o ella aprendan a saber cuándo están ocurriendo.
El calor en la mejilla cuando uno empieza a estar rabioso, la mirada que se endurece, la necesidad de interrumpir al otro… Esos signos y muchos otros deben alertarnos de que hay que relajarse y pensar en frío porque estás entrando en el bloque de tus “áreas de mejora”. Que, en el fondo, siempre serán “áreas que estoy mejorando”, porque siempre será una tarea inacabada, un trabajo constante hasta el final. Hasta que “ya no estemos” y ya deje de importar.
Feliz lunes y que tengáis una gran semana.