Mark Gurman escribe sobre Apple para Bloomberg. No sé qué contactos tiene dentro de la compañía. Lo que sí sé es que no hay otro periodista que aporte tantos scoops como él.
No falla: una y otra vez, Gurman sorprende con un nuevo bombazo informativo que se termina confirmando. Digo yo que Apple tendrá sistemas para identificar quién o quiénes son los que le filtran estas informaciones… Quizá Gurman no sea más que un portavoz al que se filtran los detalles para generar ruido de calidad antes de un lanzamiento. En este juego que se da entre las fuentes y los periodistas, no es fácil identificar quién usa a quién.
El último soplo que Mark Gurman ha recibido incluye un buen número de detalles al respecto de las gafas de Realidad Mixta (Virtual y Aumentada) que Apple presentará, siempre de acuerdo con las revelaciones, el 5 de junio.
El evento en el que se enmarca este lanzamiento histórico es la Worldwide Developer Conference (WWDC), el cónclave anual en el que Tim Cook y su equipo presentan las novedades más relevantes del ecosistema de Apple a los desarrolladores de aplicaciones.
¿Por qué es tan importante el lanzamiento de estas gafas?
Doce años después de su nombramiento, el Apple de Tim Cook es más grande y más rentable que el que recibió del difunto Steve Jobs. Pero la fuente principal de su riqueza sigue siendo el iPhone, un producto inventado por Steve Jobs en 2007.
Desde entonces, los ingenieros de Apple han mejorado, sin alterar la esencia, el iPhone original. Han cultivado, cierto es, un ecosistema de software y servicios muy valioso en términos económicos.
Pero muchos piensan que Apple es menos innovadora que antaño.
Sólo podemos atribuir a Tim Cook una creación significativa desde que tomó las riendas: el Watch que presentó en 2014. Esa fue la última vez que los fans de Apple escucharon la frase que, en la liturgia de Cupertino, abre las puertas del cielo: One More Thing…
Cuando, en una presentación de Apple se escucha esa expresión, sabemos que viene algo gordo.
Tim Cook se la juega con las nuevas Apple Reality Pro
El 5 de junio se escuchará probablemente ese One More Thing… para introducir las Apple Reality Pro. Es el nombre que, siempre de acuerdo con Bloomberg, tendrán las nuevas gafas de Apple que supondrán otro intento de trasladarnos al metaverso.
Las Reality Pro se van a posicionar en la franja premium del mercado, y van a salir a un precio de 3.000 euros. Ese precio está muy lejos de los 450 que pide Mark Zuckerberg por sus Quest 2, y es más del doble de lo que cuestan las fracasadas Quest Pro.
3.000 euros ¿a cambio de qué?
- Las Reality Pro tienen dos pantallas de cristal con una definición de 4K –una para cada ojo– y cuentan con más de doce sensores y cámaras de vídeo para que el dispositivo pueda recibir órdenes con nuestros gestos oculares y nuestras manos.
- Están fabricadas en fibra de carbono y en las lentes harán uso de los cristales más avanzados en el ámbito de la tecnología.
- La batería es externa y durará dos horas. Se conecta a las gafas a través de un cable magnético. Esta decisión es interesante con respecto a otros productos de la competencia porque disminuirá el peso de las gafas y permitirá extender el tiempo de uso del dispositivo con baterías adicionales.
Materiales de primera calidad y un diseño que, dada la reputación de Apple, hará que la experiencia sea muy diferente a las que hemos conocido hasta ahora.
Y ahí precisamente, en la experiencia de uso, es donde Apple está asumiendo más riesgos. Por que, ¿para qué servirán las gafas de Apple?
Nadie lo sabe, ni siquiera quienes las han creado y las van a comercializar:
- Quizá sirvan para jugar.
- Quizá sirvan para hacer ejercicio en casa, sumergidos en una lección con un entrenador virtual.
- Quizá sirvan para tener reuniones inmersivas virtuales en lugar de asistir pasivos a otra reunión aburrida por Zoom.
- Quizá sirvan para trabajar. Apple nos permitirá usar las Reality Pro como un monitor externo de nuestro Mac.
- Quizá sirvan para colaborar en proyectos, o para ver películas, o para asistir a pie de estadio a un partido de béisbol…
- Quizá…
Pero nadie en Apple está seguro de cuál va a ser la killer app de esta tecnología, el caballo de Troya que nos entusiasme con las Relity Pro.
Qué distinta perspectiva respecto a cuando Steve Jobs presentó el iPhone en 2007. En la mejor presentación de producto de la historia –recomiendo verla de vez en cuando para aprender– Steve Jobs define el iPhone con tres descripciones: “Es un iPod. Es un teléfono. Es un navegador de Internet”. Todos lo entendimos a la primera.
Cuando Tim Cook presentó el Watch en 2014, se lo puso en la muñeca y levantó la mano. No hizo falta nada más.
Este lanzamiento es por eso un lanzamiento atípico y arriesgado para Apple. La pauta que definió Steve Jobs en el ámbito de la innovación para Apple no fue nunca la de ser los primeros en explorar una nueva tecnología: para Apple, el camino pasa por dejar que otros innoven para que, una vez que la tecnología está madura, dar el toque de gracia con un diseño revolucionario. Lo hicieron con el Mac. Lo hicieron con el iPod. Lo hicieron con el iPhone. Y con el Watch.
En esta ocasión, sin embargo, ni la tecnología está madura ni hay precedentes de éxito en los que apoyarse. Walapop, la plataforma de venta de segunda mano, está llena de gafas de realidad virtual de Meta. Yo mismo he vendido la primera y la segunda edición de las Quest. ¿Por qué? Porque la experiencia es intrigante, pero una vez que se prueba, es difícil encontrar argumentos para repetir.
En el caso de las Reality Pro, Apple hará un buen dispositivo, seguro. La experiencia será superior a la que ofrece la competencia. Pero el precio de salida y la ausencia de un caso de uso claro hace de la apuesta evoque en quienes seguimos a la compañía desde hace tiempo a un sonado fracaso de los años 90: el Apple Newton.
El Newton fue el primer Personal Digital Assistant (PDA) de la historia. Costaba casi 2.000 euros de la época (1993). Permitía escribir con un lápiz digital, y se conectaba por teléfono a una red. Sin embargo, el desarrollo de este producto estuvo plagado de sobresaltos, y terminó saliendo al mercado de puro milagro. Ni la tecnología del momento ni los desarrolladores de Apple ni el mercado estaban listos para el PDA en1993.
Cuando llegó a las manos de los primeros consumidores el sistema de reconocimiento de la letra fallaba con frecuencia (soy testigo, lo usé). Las críticas de los medios fueron devastadoras. Al final, el Newton no fue más que un capricho caro de John Sculley, el CEO de Apple que despidió a Steve Jobs una década antes. Cuando Jobs regresó a la compañía en 1997, una de las primeras decisiones que tomó fue cargarse el Newton y guardar el proyecto en un cajón.
¿Puede pasar lo mismo con las Apple Reality Pro de Tim Cook? Hagan sus apuestas.