“Si tienes problemas en cualquier lugar del mundo, un avión puede volar hasta allí y arrojar flores, aunque un helicóptero puede aterrizar y salvarte la vida”. Esta frase, con diferentes palabras, aunque idéntico sentido, se atribuye a Igor Ivanovich Sikorsky, pionero de la aviación y creador del primer helicóptero producido en cadena.
Además de su uso militar, los helicópteros han sido mayoritariamente usados en el mundo civil para servicios policiales, de emergencias o trabajos aéreos. Solo una parte relativamente pequeña son los que se dedican al transporte de pasajeros: vuelos turísticos, servicios a la demanda, vuelos personales o transporte vip. A pesar de su versatilidad, el precio por hora de vuelo hace que los servicios de vuelos regulares en helicóptero sean contados. En Europa solo hay cuatro casos: las islas Scilly, en Reino Unido, las Tremiti, en el adriático italiano y la célebre y muy concurrida línea Niza-Mónaco, un vuelo de tan solo siete minutos, los mismos que usa la cuarta, que está en España, para volar desde Ceuta y Algeciras, en los dos lados del estrecho de Gibraltar.
Posiblemente esta última información les venga de nuevas pues históricamente cruzar el estrecho ha sido un asunto marítimo, aunque desde hace unos años también es aéreo. Vamos por partes: ni la ciudad autónoma al norte de África ni la portuaria frente a Gibraltar tienen aeropuerto, aunque Aena si construyo instalaciones en ambas: dos helipuertos integrados en la red que gestiona los aeropuertos de interés general en España. El de Ceuta fue la primera experiencia de la empresa en el sector, cuando abrió la instalación a modo de pequeño aeropuerto en verano de 2004. Se hizo así porque por la orografía de Ceuta era imposible plantearse una pista de vuelo, aunque fuese corta como la de la otra ciudad autónoma española: Melilla. Con un helipuerto comercial la ciudad afianzaba el enlace directo al aeropuerto de Málaga como salida aérea a toda España y Europa. Desde mediados de los años noventa ya existían estos vuelos, aunque aterrizaban en unas instalaciones militares de manera provisional y los primeros vuelos no tuvieron a Málaga como aeropuerto de enlace, sino que Jerez de la Frontera era el lugar de salida y llegada de los vuelos. El cruce a Algeciras llegaría ya en este siglo.
El primer operador de esa línea entre Andalucía y Ceuta fue Helicópteros del Sureste, la empresa del mítico Luis Miñano Sanvalero, uno de los pioneros del sector en España. Helisureste luego se rebautizó como Inaer al integrar a otras competidoras y finalmente esta acabó dentro del gigante multinacional Babcock. El interés por centrarse en importantes contratos públicos como los de Salvamento Marítimo y otros de rescate o ambulancia aérea hicieron que la empresa no considerase prioritario el transporte de pasajeros, por lo que pasó el relevo a otra sociedad barcelonesa en 2012. Esta nueva operadora estuvo muy lejos de ofrecer un servicio de calidad y cumplir con los compromisos que supone tener una línea con horarios fijos entre Ceuta, Algeciras y Málaga. Las tres acabaron quedándose sin vuelos regulares de helicóptero durante casi cuatro años, por más que los helipuertos del estrecho siguieron operativos.
Fue finalmente una empresa local la que se encargó de volver a poner alas a su territorio: Helity Copter Airlines, nacida en 2016 para competir en el estrecho con los servicios marítimos de Baleària, FRS y Trasmediterránea para volver a enlazar la Ciudad Autónoma con un buen número de aeropuertos europeos realizando un trasbordo en el aeropuerto de la Costa del sol. La alternativa a ese vuelo de menos de media hora es una travesía en barco y un viaje por carretera. No es lo mismo y mucho menos si hablamos de viajes de trabajo.
La compañía cuenta con cuatro helicópteros gemelos de quince plazas que pueden ser reconfigurados interiormente a versión corporativa. Son AW139 construidos por Leonardo helicopters, la antigua Agusta Westland, helicópteros italianos de última generación diseñados especialmente para el transporte de personal a plataformas petrolíferas y para operaciones de búsqueda y salvamento en el mar. Estas aeronaves en el mercado de aparatos usados tienen un precio que se mueve entre los seis y ocho millones de euros.
Detrás de la empresa está Antonio Barranco, su CEO y uno de los empresarios más conocidos y apreciados de Ceuta. Este tuvo la fijación de devolver la aviación a su ciudad de adopción y lo consiguió. Entiende las necesidades del territorio, conoce muy bien la sociedad en que se mueve y hace ya siete años que lanzó un proyecto que solo frenó momentáneamente la crisis sanitaria, aunque aún entonces siguió volando para cumplir una labor social: llevar a ciudadanos ceutíes con cáncer al otro lado del estrecho para que recibieran sus tratamientos de quimio y radioterapia.
Helity mantiene actualmente una media de seis vuelos redondos en la línea Ceuta-Algeciras. Lo hace en tan solo siete minutos, frente a la hora que tardan los barcos más rápidos cubriendo el mismo recorrido. También mantiene los vuelos al aeropuerto de Málaga, siete al día con refuerzos en algunas fechas de mayor demanda. Estos se cubren en 25 minutos. Precisamente desde Málaga está en proyecto ofrecer una línea regular con Gibraltar si este último territorio acaba entrando en el espacio Schengen o se llega a alguna situación intermedia, algo que está por ver.
La última vez que hablé con Barranco, siempre entusiasta y empujando continuamente varios proyectos a la vez, me comentaba que sigue adelante con la idea de ofrecer, como mínimo, dos nuevas rutas internacionales desde Algeciras: Tetuán y Tánger, donde el CEO de Hélity ve un nicho de mercado por el desarrollo comercial y económico que Marruecos está dando al norte del país. “Inicialmente volaríamos al aeropuerto de Tánger, aunque la nuestra intención es aterrizar en un helipuerto del puerto, muy cerca de la estación de tren de alta velocidad a Casablanca. Vamos a ser parte importante de intermodalidad en esta zona”, me comentaba.
La situación geográfica y la incorporación de nuevos helicópteros también permitirá a la empresa abrir una línea de negocio muy singular basada en el aprovisionamiento de buques mercantes que transitan por el estrecho sin necesidad de entrar a puerto, se detengan o desvíen su rumbo: el helicóptero dejará en cubierta lo que se solicite: repuestos, víveres, o personal. La intensidad marítima de la zona hace que sea un proyecto muy interesante.
Hélity cuenta con una plantilla de sesenta personas entre Ceuta, Málaga y Algeciras: 49 son empleados directos y el resto colaboradores externos especializados. Transporta de media unos 7.000 viajeros al mes y el año pasado facturó casi nueve millones de euros. Una vez consolidado un importante centro de mantenimiento integral, que no solo trabaja con sus propios aparatos, sino que puede recibir los de cualquier otra compañía, ahora se quiere establecer también en Ceuta uno de los pocos centros de simuladores especializados en el AW139 y tiene planes para ser el primer operador español de aeronaves 100% eléctricas con un acuerdo con la startup Lilium. En este caso las aeronaves estarían centradas en transporte personalizado en el área de la costa del sol y otras zonas de Andalucía.
Y todo eso desde Ceuta, un lugar en el que desde otras partes de España no se suele pensar y aún menos desde la perspectiva aeronáutica. Una iniciativa interesante que vuela alto.