La economía sueca se contrajo en el cuarto trimestre de 2022 un 0,9% por la caída del ahorro de los hogares fruto de la subida del coste de la vida y por el encarecimiento de la financiación, ha informado Estadísticas de Suecia.
La principal economía de Escandinavia se ha visto afectada por las tensiones inflacionistas, algo que su banco central, el Riksbank, ha intentado combatir con subidas de tipos. Esto ha desembocado en que el consumo de las familias se haya reducido un 0,2%.
De forma similar, los inventarios se han contraído un 0,7%, algo que ha tenido especial incidencia en las empresas de servicios que aprovisionan a las industrias. Estas últimas vieron mermar su producción de bienes un 1,8%.
Además, la formación bruta de capital fijo se resintió un 0,8%, principalmente por la caída de las inversiones en edificios y en la construcción.
Sin embargo, el gasto público aportó un avance del 0,2% al PIB, aunque, en términos desglosados, el gasto del Gobierno central se redujo un 0,2%, mientras que las entidades locales y regionales tiraron hacia arriba del componente con un incremento del 0,4%. El déficit de las administraciones públicas suecas en el cuarto trimestre fue de 43.000 millones de coronas suecas (2.081 millones de euros), un 104,8% más en tasa interanual.
Asimismo, el componente exterior ha contribuido «ligeramente» al PIB, si bien las exportaciones cayeron un 1% y las importaciones también, un 1,1%.
De su lado, el mercado de trabajo no se detuvo y creció el número de personas empleadas un 0,3%, al igual que el número de horas trabajadas, que lo hicieron un 0,4%. No obstante, la renta disponible de los hogares fue un 2,7% inferior a la registrada en el mismo periodo del año previo.