El centro tecnológico AZTI ha liderado un estudio internacional que ha concluido que, en todos los escenarios, para 2050, los stocks de atún analizados notarán un descenso medio en su productividad del 36% y una disminución de la talla de 15%, debido al efecto del cambio climática, por lo que la demanda, el precio y los beneficios de esta pesquería también se verán afectados.
Este estudio trata de determinar cómo el efecto combinado del cambio climático y la presión pesquera puede impactar en la productividad y el tamaño de las principales especies comerciales de atún y pez espada en el futuro.
Un equipo de profesionales en el campo de la investigación y la modelización de Europa y Canadá ha participado en el estudio que ha sido publicado en la prestigiosa revista Global Planetary Change.
«Queríamos saber cómo va a afectar el cambio climático y la presión pesquera a algunas de las especies de mayor importancia comercial para tomar decisiones que aseguren el futuro de los recursos», según ha explicado Maite Erauskin-Extramiana, investigadora de AZTI y coordinadora del estudio.
El estudio concluye que el cambio climático y la presión pesquera afectarán en el futuro a la productividad de las principales especies comerciales de atún y pez espada. Se prevé que las poblaciones analizadas reduzcan de media su productividad potencial global en un 36% de aquí a 2050.
Los resultados sugieren que las especies de alto nivel trófico se verán más afectadas por el cambio climático que por la presión pesquera en el supuesto de que se mantengan cerca de sus niveles de Rendimiento Máximo Sostenible o de la presión pesquera actual.
«Sólo el atún rojo del Pacífico muestra un ligero aumento en el futuro. Se estima que cinco especies, los atunes rojos del Atlántico y del Sur, el pez espada, el patudo y el atún blanco, disminuirán en biomasa y tamaño a ritmos diferentes»», ha afirmado Erauskin-Extramiana.
En cuanto a la talla, el modelo prevé una disminución global del 15% para 2050 debido al cambio climático. Sin embargo, también hay poblaciones, como la del rabil y el listado del Pacífico, en las que, por el contrario, se prevé un ligero aumento en el tamaño.
Azti ha añadido que el precio y la demanda de pescado dependen, en parte, del tamaño de los peces y, por lo tanto, el cambio climático y la pesca pueden reducir potencialmente los ingresos de la industria pesquera, incluso para la captura de aquellas poblaciones cuya productividad se estima que aumentará.
«La industria pesquera debería adoptar medidas de adaptación al cambio climático aumentando el valor del pescado mediante certificaciones de sostenibilidad y reduciendo el consumo de combustible y el tiempo en el mar con un mayor uso de la digitalización. La reducción del consumo de combustible también puede considerarse una medida de mitigación del cambio climático, ya que la pesquería de atún supone el 5% del total del combustible utilizado en la pesca mundial y reduciría las emisiones de CO2», ha concluido Erauskin-Extramiana.