Airbnb cerró 2022 con un beneficio de 1.893 millones de dólares (1.763 millones de euros), el primer año en el que alcanza números negros, según ha publicado este miércoles.
La empresa cerró el ejercicio con unos ingresos de 8.399 millones de dólares (7.820 millones de euros), un 40,2% más que en 2021, cuando facturó 5.992 millones de dólares (5.578 millones de euros).
El paso de pérdidas a beneficios también se debe a un menor impacto del gasto por intereses, que pasa de 438 millones de dólares (463,7 millones de euros) negativos a 24 millones de dólares (22,3 millones de euros) negativos; y al paso a números negros del epígrafe ‘Otros ingresos’, que pasa de perder 304 millones de dólares (283 millones de euros) a ganar 25 millones de dólares (23,3 millones de euros).
Por otro lado, el flujo de caja libre fue de 3.405 millones de dólares (3.170 millones de euros), un 49% más que a cierre de 2021, y el Ebitda ajustado fue de 2.900 millones de dólares (2.700 millones de euros).
Los resultados anunciados han impulsado a la empresa en la bolsa estadounidense, con un aumento superior al 13% a las 17.30 horas (hora española).
En una carta dirigida a los accionistas, la empresa ha celebrado que 2022 fue «otro año récord» y que la demanda se mantuvo fuerte durante 2022, con crecimientos en todas las regiones.
Por otro lado, el número de espacios que ofrece la plataforma también creció de manera «fuerte», cerrando el año con 6,6 millones, 900.000 más que a inicios de año –excluyendo a China–.
De cara a 2023, la empresa prevé una «demanda fuerte en el primer trimestre», y ha explicado que sus prioridades son mejorar sus servicios, crecer más allá de su negocio ‘core’ y conseguir que ser anfitrión, en sus palabras, sea popular.