El indicador de estrés de los mercados financieros españoles ha seguido descendiendo levemente en las dos primeras semanas de enero, después de ya haberse situado en el entorno del riesgo medio en el cuarto trimestre, según se desprende de la ‘Nota de estabilidad financiera’ de diciembre que ha publicado este jueves la Comisión Nacional de los Mercados de Valores (CNMV)
En concreto, el indicador cerró 2022 situado en la horquilla de riesgo medio, en el 0,45, descendiendo desde el máximo de 0,55 de octubre. Sin embargo, durante 2022 se registró un balance alcista, ya que a comienzos de año estaba situado en un nivel de 0,23.
Durante las dos primeras semanas de enero, el indicador se ha reducido levemente, pasando de los 0,45 de diciembre a los 0,42 observados hacia mitad de mes.
Actualmente, el nivel de riesgo se concentra en los dos segmentos de renta fija (bonos y mercado monetario), siendo estos los más estresados, ha explicado la CNMV. De esta forma, la correlación del sistema «se ha ido incrementando progresivamente».
En este sentido, el regulador ha explicado que las subidas de tipos de interés han provocado «importantes pérdidas por valoración de las carteras de activos de renta fija durante el ejercicio 2022». Además, esta situación podría seguir trasladándose a la primera mitad de 2023 si se cumplen las previsiones de aumentos adicionales de los tipos y que serían más intensas en los activos con vencimientos más largos y peor calificación crediticia (los fondos de renta fija y de deuda ‘high yield’).
Por otro lado, la CNMV ha destacado que, aunque los mercados de acciones mostraron «fuertes caídas» de los precios en el tercer trimestre debido a un aumento de los riesgos percibidos, en el tramo final de 2022 y principios de 2023 se han observado aumentos en las cotizaciones.
De cara a futuro, el organismo ha revelado que las fuentes de incertidumbre que rodean el panorama financiero «siguen siendo múltiples y de diferente naturaleza». Entre las más relevantes continúan asociadas al alza de tipos de interés y al incremento en el coste de financiación de los agentes del mercado.