Ha sido el gran debate tecnológico del último mes de 2022 y promete muchos titulares en el año que arranca. No está claro si será un boom pasajero o el nuevo Google que nos abre las puertas a estar dominados por máquinas más inteligentes que el ser humano. El chatGPT (Generative Pre-training Transformer) es una tecnología de inteligencia artificial, diseñada por la compañía OpenAI, que permite interaccionar con el lenguaje como nunca antes se había visto. En una explicación básica –para detalles técnicos mejor buscar en otro artículo– nos dará respuestas coherentes sobre casi cualquier cosa que le preguntemos. También puede redactar un ensayo sobre Platón mejor que un estudiante de Filosofía, crear guiones para un vídeo en TikTok o escribir un cuento con los elementos que le digamos. Y lo hará bastante bien. Aún más, cada vez redactará mejor conforme más personas lo usen. ¿Llegará a fabricar un best seller literario? ¿Una máquina podrá ser el nuevo Juan Gómez Jurado? Cabe esa posibilidad, pero el tema de los relatos y las novelas lo abordaremos en otras entregas. Volvamos a lo esencial. En cuanto a la búsqueda de información, la diferencia con Google es que este te presenta una serie de resultados (páginas web) donde se supone que está lo que buscas mientras que ChatGPT, por su parte, te ofrece la respuesta redactada y estructurada que te daría alguien –una persona de carne y hueso– que conoce bien la materia acerca de la cuál le preguntas.
Periodismo
Aunque este tema va a dar para varios artículos hoy nos centraremos en el maltrecho oficio de periodista al que, dicen algunos, el ChatGPT podría dar la estocada final. ¿Puede esta tecnología redactar noticias, reportajes o artículos? ¿Podría hacerle una entrevista al presidente del Gobierno? Seguro que sí, pronto lo veremos. Los ordenadores ya vapulean al ser humano en las partidas de ajedrez, por ejemplo. ¿Qué más desgracias pueden ocurrirle a nuestra profesión?
Pero quien aventura el final del periodismo por culpa de la inteligencia artificial es porque quizá cree que el periodismo es la basura de noticias que se publican cada día en los medios digitales con el fin de posicionarlas de cara a Google. O textos presuntamente informativos pero que lo que persiguen es el famoso clickbait, es decir, titulares que lejos de aportar certeza y hechos contrastados son exagerados o abiertos, incluso con interrogantes. O, directamente, con declaraciones ambiguas de un personaje público que finalizan en enigmáticos puntos suspensivos en plan “Futbolista cualquiera: A Cristiano Ronaldo le daría una…”. Otro ejemplo, “Famosete cualquiera: Es verla y me pongo…”. Tranquilos, la palabra que tienen en mente no es la que encontrarán al seguir el link a la noticia. Vamos, un fraude a la verdad para cerebros derretidos.
Ahora mismo existen miles de redactores jóvenes con salarios de miseria escribiendo noticias en los medios basándose en parámetros de posicionamiento SEO. Emplean negritas, frases cortas, repeticiones y obviedades o recurren a determinadas palabras para que un robot ofrezca esta noticia en los primeros resultados a una sociedad aborregada y poco exigente. Claro que este ChatGPT o cualquier tecnología que le supere podrá redactar con esos criterios. Sin duda. Noticias 24 horas sin tener que pagar un sueldo exiguo a ningún “plumilla” que se queje de sus condiciones o tenga que comer, dormir o ir al servicio varias veces al día.
Sin embargo, ¿puede un ordenador gigante verse con una fuente y que le filtre un documento secreto?, ¿puede enfocar la información siguiendo la línea editorial del medio para el que escribe?, ¿tiene opinión?, ¿puede hacerle al entrevistado la pregunta incómoda que le deje con la boca abierta o llevarle a una contradicción y meter la pata?, ¿puede esa máquina irse a un barrio marginal a ver dónde se vende la droga?,¿o a Ucrania a meterse entre escombros mientras los misiles rusos caen en el edificio de enfrente?
A todo esto, esta columna seguro que no cumple ningún criterio de SEO. Me da igual.