La tasa de inflación interanual de referencia en Japón, que excluye la volatilidad de los precios de los alimentos frescos, se situó en noviembre en el 3,7%, una décima por encima de la subida observada el mes anterior y la mayor subida de los precios desde diciembre de 1981, lo que alimenta las expectativas de un giro en la posición del Banco de Japón.
De este modo, la subida de la tasa de inflación de referencia habría alcanzado el 4% sin el impacto de las medidas de alivio introducidas por el Gobierno, incluidos subsidios para el transporte.
Según los datos publicados por el Ministerio del Interior y Comunicaciones de Japón, la tasa de inflación general alcanzó en noviembre el 3,8% desde el 3,7% de octubre.
De su lado, la tasa de inflación subyacente, que además de los alimentos frescos también excluye el impacto de los precios de la energía, se situó en el 2,8%, tres décimas por encima del nivel del mes anterior.
La aceleración de las subidas de precios en Japón alimenta las expectativas de que el Banco de Japón (BoJ) adopte medidas más agresivas para contener la inflación, después de que esta semana sorprendiera a los mercados al ampliar el rango de fluctuación aceptado para la cotización del bono japonés a diez años en su estrategia de control de la curva de rendimientos.
La institución presidida por Haruhiko Kuroda decidió mantener sin cambios los tipos de interés del país en el -0,1%, la misma tasa que lleva manteniendo desde enero de 2016, pero anunció un inesperado ajuste en la banda de fluctuación aceptada en la cotización del bono japonés a diez años desde alrededor de +/-0,25 puntos porcentuales hasta alrededor de +/-0,5 puntos porcentuales.
En un comunicado, la entidad justificó su decisión en la necesidad de facilitar la transmisión de los efectos de relajación monetaria generados en el marco de la estrategia de control de la curva de rendimientos.