Hay muchas razones por las cuáles los españoles podemos considerarnos, por lo general, afortunados y orgullosos de la cultura y el país que nos rodea. Desde nuestro patrimonio cultural inigualable, pasando por nuestra enorme riqueza gastronómica o nuestros parajes naturales. España siempre ha sido una de las metas más codiciadas para viajar y también para vivir y disfrutar.
Somos, además, una de las mayores potencias del sector agroalimentario. Un sector que es esencial para nuestra economía ya que es la base sobre la que se sustentan más de 30.700 industrias agroalimentarias que aportan cerca del 10% del PIB nacional y generan 2,7 millones de empleos en España.
Sin embargo, en los últimos años, hemos visto como la cadena de valor agroalimentaria está experimentado una profunda transformación debido a las enormes presiones a las que el sistema alimentario está sometido a nivel global: la crisis del Covid-19, el conflicto de Ucrania los efectos del cambio climático y el aumento demográfico que prevé tener que alimentar a 9.100 millones de personas en 2050. Estos retos globales están empujando el auge de un nuevo ecosistema de innovación alrededor de las nuevas tecnologías aplicadas al sistema alimentario y cuyo objetivo principal es un modelo mucho más sostenible y eficiente, que garantice la seguridad alimentaria.
En esta carrera, en España hemos aprovechado nuestra oportunidad y convertido el potencial de nuestro sector agroalimentario en el mejor caldo de cultivo para que las startups emergentes de nuestro país puedan desarrollar tecnologías capaces de generar un impacto real en el sistema. Y la prueba de ello es que España cuenta actualmente con más de 400 startups foodtech y entre todas, en 2021 han aglutinado un esfuerzo inversor de 695 millones de euros, un 220% más que el año pasado. Este contexto nos ha motivado a poner en marcha iniciativas disruptivas a nivel país, como el programa Spain Foodtech, que ha permitido acelerar el crecimiento de este ecosistema y amplificar la visibilidad de un sector de alto valor, que nos sitúa a nivel global como país innovador.
Biotecnología, robótica, impresión 3D de proteínas alternativas, microalgas… Vemos un sin fin de innovaciones dirigidas a promover un cambio real. Estas startups han multiplicado valoraciones, atraído inversores internacionales y ganado múltiples concursos de innovación tecnológica a nivel global. Hace poco Cocuus y la multinacional Cargill se aliaban para producir análogos cárnicos a escala industrial, gracias a la tecnología de impresión en 3D de la startup navarra.
España comienza a percibirse internacionalmente como una foodtech nation, posicionándonos en un lugar privilegiado en la mente de inversores y corporaciones, pero es necesario seguir trabajando. Necesitamos impulsar un mayor esfuerzo inversor local, un mayor apoyo de las Administraciones a los proyectos de alto valor en este área y, sensibilizar a nuestra industria y a los consumidores sobre la gran oportunidad que nos brinda el foodtech para ser más competitivos y sostenibles.
Es tiempo de actuar. Aprovechemos la oportunidad que nos brinda la tecnología para marcar el camino de la alimentación del futuro.
*Mila Valcárcel, cofundadora y managing partner de Eatable Adventures.