Los archivos de Dior revelan que Marc Bohan, director creativo de Dior durante más de 30 años, viajó a India en abril de 1962 para desvelar un centenar de siluetas descubiertas en Mumbai y Delhi, con motivo de las conversaciones sobre moda entre Francia e India. Desde entonces, la historia de la casa francesa manifiesta una clara tendencia por las materias primas del país para su uso en las creaciones que, temporada tras temporada, la Maison sube a las pasarelas y aterriza en las calles.
61 años después de aquel descubrimiento por quien fuera uno de los más relevantes representantes de la filosofía de marca y legado del fundador, Christian Dior, el cariño por un país rico en criterio textil vuelve a ser motivo de deseo de la firma. Maria Grazia Chiuri, actual directora creativa de las colecciones femeninas de Dior, ha vuelto a la segunda casa de la firma que lidera para imaginar la propuesta en moda y accesorios de la temporada de otoño 2023.
Pero no lo ha hecho sola. La admiración por el trabajo realizado en los talleres de Chanakya y en su escuela de artesanía, también por Karishma Swali, la persona encargada de regentar ambas ubicaciones, ha sido el leitmotiv de lo nuevo de la firma francesa. En su interior, Chiuri ha encontrado una forma ingeniosa y nueva de hablar de sentimientos y emociones, de la conexión con un país y su cultura. Ambos centros sirven como lugar de intercambio, estudio y emancipación de muchas mujeres del país. Algo que ha servido a la directora creativa como destino de exploración del savoir-faire que promueve en sus colecciones.
Por los años de trabajo y el cariño que Dior le guarda, podría decirse que la Escuela de Artesanía de Chanakya, en Mumbai, es un laboratorio de ideas compartido entre la firma y el país influyente. Un punto de encuentro para mantener conversaciones que derivan en ideas y colecciones sinónimas del legado de Dior.
Para esta ocasión, Chiuri ha elegido paletas de colores y materiales que exaltan las influencias compartidas con Karishma Swali, formas de ropa atemporales para rediseñar los favoritos de la Maison y una secuencia de bloques de colores dedicada a las sedas en tonos verdes, amarillos, rosas y morados. Todo ello presentado en forma de sofisticados abrigos de noche, faldas rectas de inspiración sari y cortes tradicionales indios, además de pantalones, boleros pequeños, chaquetas y sostenes.
La propuesta ideada incluye sastrería, que queda definida por la herencia y la cultura del país, donde el bordado se convierte en el auténtico protagonista de los diseños. Las formas geométricas enmarcan las lentejuelas doradas y plateadas y el toile de jouy se ve realzado por elementos del paisaje indio, en pijamas, vestidos y camisas. Una combinación que destaca las diversas técnicas de trabajo de esta escuela y el dominio de las mismas por las mujeres que allí trabajan. Un patrimonio femenino de empoderamiento e instrumento de inventiva.
Estas complejas piezas ilustran el encuentro de legados culturales plurales en favor de una única razón de ser: seguir proyectando la esencia de Dior y poner en manos de las mujeres la excelencia del trabajo bien hecho.