La negociación en acciones cotizadas en el año 2021 en España asciende a casi 380 millones, con 45 millones de negociaciones en mercado*. Este dato supone un descenso de un 12% respecto al año anterior (el año del confinamiento). Sin embargo, es interesante saber que cuando hablamos del volumen negociado en futuros sobre acciones, éste se ha incrementado en un 3,4% respecto al año anterior.
Estos datos corroboran, desde mi punto de vista, el interés por parte del inversor de abrir el espectro y tomar sus propias decisiones, en un ámbito de mercado donde la tendencia parece no ser clara, al venir acompañada por la guerra de Ucra- nia, la alta inflación, descensos de los precios de los bonos ante el incremento de tipos y alta volatilidad; todo ello con un escenario de fondo donde la recesión acecha.
La manera de entender los mercados por parte del inversor minorista ha cambiado vertiginosamente en los últimos veinte años; a través de productos derivados (como los CFD) ahora el inversor puede acceder desde su propio móvil al mercado de petróleo, de gas, de ETFs, bonos o la propia volatilidad (por citar solo algunos ejemplos) y poner una orden en tiempo real, con un coste que en aquellos tiempos era impensable.
Uno de grandes retos de los brokers es ofrecer plataformas sofisticadas a la vez que fáciles de usar e intuitivas, de manera que el inversor además de tener no solo acceso a los precios de los activos en tiempo real tenga también confianza plena en la plataforma; en este sentido no solo hablamos de la rapidez de la ejecución (clave), sino también de contar con herramientas añadidas que le permitan gestionar el riesgo, estar informado en tiempo real de lo que pasa en los mercados (noticias, agenda macro), tener gráficos avan- zados, acceder a reportes de análisis fundamental ofrecido por expertos, contar con una tipología de ordenes amplia, etcétera.
Una plataforma potente es sin duda la carta de presentación de cualquier bróker, junto con el otro gran reto del sector: la formación financiera. Precisamente porque cada vez más los inversores pueden acceder a los mercados de manera rápida y a través de algunos productos complejos, es responsabilidad del bróker ofrecer todo tipo de formación a sus clientes, para ayudar a entender el riesgo que tienen los mercados y cómo poder gestionarlo. Para ello, el uso de cuentas “demo” (cuentas gratuitas de demostración, que no conllevan riesgo) es clave antes de empezar a operar en el mercado real. Cualquier bróker serio y regulado debería ofrecer la formación necesaria a todos sus clientes para que accedan al mercado entiéndelo, así como con capacidad para poder gestionar los riesgos.
Se presenta un futuro incierto el año que viene, que a su vez podrá traer oportunidades de inversión, y para poder aumentar la probabilidad de éxito en las decisiones, los inversores deben entender los riesgos y estar formados, así como contar con herramientas profesionales que no les fallen. En ambos casos, los brókers se encuentran ante dos retos que continuarán siéndolo en el futuro, dado que el interés por los mercados (debido a la facilidad de acceso a los mismos) es cada vez más creciente por parte de unos inversores, que a su vez son cada vez más exigentes.
*Sara Carbonell es directora general de CMC Markets en España.