El exfutbolista Gerard Piqué –que anunciaba su retirada del fútbol recientemente– y la cantante colombiana Shakira firmaban la semana pasada un acuerdo de separación que «garantiza el bienestar» de sus hijos y en el que piden que se «respete» su intimidad.
La expareja anunció su separación el pasado cuatro de junio tras doce años de relación –se conocieron en 2010 durante la grabación de la canción para el Mundial de Sudáfrica– y dos hijos en común, Milan (9 años) y Sasha (7 años).
Tras varios meses de negociaciones, el siete de noviembre lograban llegar a un acuerdo de divorcio, evitando así llegar a los juzgados.
Entre los puntos que se trataron en la reunión de la semana pasada, se acordó la venta tras las navidades del domicilio familiar, la mansión ubicada en Esplugues de Llobregat, ya que ninguno desea quedarse con esta propiedad, según recoge Semana.
La vivienda fue construida en 2012 sobre un terreno de 3.800 metros cuadros, en el que tiempo después también se edificó la de los padres de ella.
Vistas espectaculares, grandes ventanales, pero de estilo minimalista. La mansión de tres plantas de altura y dos subterráneas cuenta con un amplío garaje y una bodega, además de varias piscinas y terrazas, una zona de juegos, un estudio de grabación, una biblioteca, un gimnasio equipado, un gran jardín, una cancha de fútbol y otra de pádel y un cine.
Así es la propiedad –obra de la arquitecta catalana Mireia Admetller– en la que ha vivido la ya expareja los últimos diez años y cuyo valor estimado por expertos del sector inmobiliarios estaría entre los 12 y los 14 millones de euros, según recoge elperiodico.com, una cifra que será repartida de manera equitativa entre ambos.
Los padres cerca
Shakira y Piqué adecuaron la extensión de 3.800 metros cuadrados para que sus respectivos padres, los Mebarak y los Piqué, pudieran vivir allí.
Cada una de las dos familias reside en una vivienda independiente, pero conectadas entre sí, lo que habría facilitado la relación de los niños con los abuelos, según publica Nius.