“La tecnología de la información (TI) es una capacidad de combate”, escribía recientemente David Spirk, ex Chief Data Officer (CDO) del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Europa también lo tiene claro y la nube forma parte esencial del Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS) que se configurará en torno a la nueva versión del Eurofighter. Inteligencia para gobernar un enjambre ofensivo compuesto de cazas, drones, fragatas, estaciones terrestres o radares.
Se trata de una de las grandes carreras tecnológicas que se avecinan a nivel mundial y España ha conseguido posicionarse con voz única con compañías como Indra, que lidera el proyecto en nuestro país, GMV, ITP o Sener. Los grandes referentes son Airbus Alemania y la francesa Dassault, los cuales, por cierto, andan a la greña, cómo no.
El desafío a largo plazo del FCAS es orquestar tres nubes: una estratégica, otra táctica y otra de decisión, así se llaman. Para entendernos, cada soldado se convertirá en un punto de captación, análisis, procesamiento y comunicación de datos. Siguiendo la estela argumental de Spirk para su país, la información llegará “desde el borde más táctico hasta los pasillos del Pentágono”.
Eso implicará un enorme esfuerzo de innovación no sólo en el campo de las tecnologías de la información, sino en toda la industria que participa en el diseño de los componentes. Uno de los más complejos desde el punto de vista de hardware es, por ejemplo, el caso del piloto.
El desafío a corto plazo es encontrar la forma de hacerlo en una Europa que carece de una infraestructura y unos estándares únicos en el mundo cloud. El propio sector del automóvil fue uno de los principales promotores del proyecto de federación de nubes europeas Gaia-X, y ya dispone de su propio proyecto de unificación de estándares para los datos, Catena-X.
Pero hete aquí que BMV se acaba de salir del perímetro con un acuerdo con Amazon Web Services para desarrollar una plataforma desde la que administrar y distribuir los datos de los futuros coches conectados. Europa es una caja de sorpresas de lo más entretenida.
El FCAS necesita poner orden en la ensalada de nubes privadas y data centers europea porque la capacidad comercial de computación en la nube debe estar disponible para cada combatiente o plataforma digital de ataque. ¿Cómo? Has leído bien.
EE UU describe ya a los profesionales de TI de su Departamento de Defensa como combatientes y considera que deben estar capacitados para actualizar los servicios comerciales en la nube continuamente, “al tiempo que evitan los requisitos de seguridad cibernética opresivos”, dice Spirk.
No busquemos fantasmas en vísperas de Halloween. El problema radica en que, como se está viendo en la brutal invasión de Ucrania por Rusia, la victoria en la era digital depende de disponer de una representación global honesta de los acontecimientos en tiempo real. Si los países van más lentos que sus enemigos, que es justo lo que está sucediendo ahora mismo, sucumbirán.
El propósito de la nueva Oficina Principal de Inteligencia Digital y Artificial norteamericana no es constreñir el trabajo de los centros de datos y las plataformas privadas en la nube, sino exactamente lo contrario: que estén mucho más accesibles. La agilidad es clave para la Defensa del futuro. Para conseguirlo, sin afectar a la seguridad, se habla operar con criptografía y tecnologías de cifrado postcuántico.
En fin, cuentan en Airbus que cada avión que han ido lanzando ha aplicado la tecnología existente en ese momento. El A320 nació en 1986 y solo muy recientemente se tomó la decisión de digitalizar sus planos. Su último modelo, el A350 se creó en 2013 completamente digital, pero sin incluir el concepto de plataformas que se impone hoy. El Eurofighter y el FCAS son el siguiente salto evolutivo.