Deutsche Bank obtuvo un beneficio neto atribuido de 2.106 millones de euros en los seis primeros meses de 2022, lo que supone un incremento del 31,6% respecto del resultado del mismo periodo del año anterior y su mayor beneficio en la primera mitad del año desde 2011.
Entre enero y junio, Deutsche Bank aumentó a 525 millones de euros las provisiones por riesgo de crédito, frente a los 144 millones del primer semestre de 2021, incluyendo 233 millones de euros en el segundo trimestre.
La cifra de negocio del banco alemán en el primer semestre de 2022 alcanzó los 13.977 millones de euros, un 3,7% por encima de los ingresos contabilizados un año antes.
Los ingresos del área de banca corporativa crecieron un 18%, hasta 3.012 millones de euros, mientras que los de banca de inversión aumentaron un 9%, hasta 5.969 millones, y los del negocio de banca privada un 4%, hasta 4.381 millones. De su lado, la gestión de activos reportó ingresos de 1.338 millones, un 6% más.
En el segundo trimestre, Deutsche Bank registró un beneficio neto atribuido de 1.046 millones de euros, lo que representa una mejora del 51% respecto del resultado cosechado entre abril y junio de 2021. La cifra de negocio de la entidad germana en este periodo alcanzó los 6.650 millones, un 6,6% más.
La ratio de capital de máxima calidad CET1 de Deutsche Bank al finalizar el segundo trimestre era del 13%, frente al 12,8% registrada al concluir el primer trimestre de 2022.
De cara al conjunto del año, Deutsche Bank ha confirmado la previsión de ingresos para 2022 de 26.000 a 27.000 millones de euros, a pesar del deterioro del entorno macroeconómico observado en el segundo trimestre y las expectativas de una segunda mitad del año más desafiante.
La entidad financiera mantiene su compromiso de continuar con sus esfuerzos de reducción de costes y continuará ejecutando su plan 2022, aunque reconoce las crecientes presiones de costes por factores fuera de su control, incluidos gravámenes bancarios más altos de lo esperado, inflación, costes imprevistos relacionados con la guerra en Ucrania y litigios. De este modo, la orientación del banco es ahora hacia una relación costes/ingresos en el nivel medio bajo del 70% para 2022.
Asimismo, el banco ha tomado la decisión de no limitar las inversiones estratégicas en su entorno de control, personal y tecnología para impulsar el crecimiento y la eficiencia, mientras que mantiene como objetivo un RoTE después de impuestos del 8% para el año 2022.
«A pesar de un entorno difícil, hoy somos mucho más fuertes en términos de ingresos de lo que creíamos posible cuando anunciamos nuestra transformación en 2019 (…) Sin embargo, no somos inmunes al entorno macroeconómico, por lo que nos estamos preparando para el probable evento de una recesión económica», afirmó Christian Sewing, consejero delegado de Deutsche Bank.
Además, el máximo ejecutivo del banco alemán destacó que las presiones inflacionistas también están impactando en la entidad, lo que explica que los costes ajustados aumenten interanualmente hasta los 4.700 millones de euros, en parte por factores que escapan al control del banco.
«Como resultado, creemos que una relación costes/ingresos del 70% no es factible en el entorno macro actual, al menos no si queremos continuar invirtiendo en nuestro negocio, tecnología y controles según lo planeado», indicó Sewing, para quien recortar estas inversiones a largo plazo sería la respuesta equivocada a eventos inesperados.