Opinión Eugenio Mallol

¿Qué me pasa robot?

Las posibilidades de la robótica en la prestación de servicios para las personas, incluido en el sector sanitario, superan ampliamente la predisposición del sector público en España a crear un marco más favorable para ello.

Se estima que las enfermeras dedican una cantidad significativa de tiempo a buscar y transportar medicamentos, ropa de cama y residuos. La International Federation of Robotics da por cierto el dato de que caminan de media unos 6,4 km al día y que en un hospital de 200 camas se mueven seis toneladas de materiales y el personal recorre una distancia total de 60 km diariamante. En un hospital de 800 camas se alcanzarían las 27 toneladas y los 800 km.

La firma Bluebotics ha instalado en un centro de salud de 500 camas, ubicado en el municipio italiano de Garbagnate Milanese, 12 vehículos autónomos (AGV) y 147 estaciones de recepción de materiales. En el hospital cántabro HUCA, con más de 1.000 camas, operan 14 AGV de FaW Logistics, lo que explica la contundente conclusión de una investigación reciente: “No son suficientes AGV para el hacer el servicio más rápido y eficaz, ya que en muchas ocasiones es el factor humano el que tiene que hacer el trabajo”. Otras compañías españolas con soluciones para el sistema hospitalario son Robotnik, Kivnon, Artisteril o ASTI Mobile Robotics. Hay donde elegir, falta convicción.

El Gobierno de Reino Unido analizó en 2021 su sistema de salud y atención social y llegó a la conclusión de que se podría automatizar el 21% de las tareas de manera factible para 2035, lo que podría generar un impacto beneficioso de casi 35.000 millones de libras (41.260 millones de euros). Pero en un ejercicio de realismo admitió que será bastante menos.

La automatización del sistema sanitario británico apenas alcanzará el 1% debido a diversas barreras: el alto coste de los sistemas robóticos autónomos (RAS), las patentes restrictivas, las dificultades de interoperabilidad de los datos con los sistemas existentes en el National Health Service (NHS) británico y los desafíos éticos y legales, incluida la falta de reglas que establezcan de forma clara la responsabilidad en caso de percance. Muy probablemente el diagnóstico se pueda extender con muy pocas variaciones a otros países, incluido España.

Es fácil encontrar el mismo patrón en otros ámbitos de la sociedad y la economía. Según un informe de la OCDE, la política puede ayudar a financiar el desarrollo de datos útiles para la robótica y a promover la adopción de robots en los servicios públicos, pero la realidad es que la normativa crea incertidumbre y costes añadidos para la innovación en el sector al confluir con otras prioridades sociales como la privacidad. En ese sentido, el establecimiento de mayores niveles de autonomía para robots médicos es un problema similar al de los vehículos en la carretera.

Las dudas europeas contrastan con la fiebre por la robótica avanzada en China. Ya resultó impactante que un fabricante de electrodomésticos de ese país, Midea, consiguiera arrebatar hace unos años la joya de la corona del sector robótico europeo, KUKA AG de Alemania. El Plan Nacional de Desarrollo de la Robótica en China finalizó en 2020, pero el sector sigue presente en la agenda Made in China 2025, con especial atención por el desarrollo de robots industriales domésticos. El gran referente que queda en Europa es la suiza ABB, que protagonizó hace justo un año la compra de la española ASTI Mobile Robotics.

Las posibilidades de la robótica para mejorar el bienestar de las personas desaprovechadas son numerosas. En Estados Unidos, se ha demostrado que un aumento del 10% en robots por cada 1.000 trabajadores reduce en aproximadamente un 10% las bajas entre los empleados de menor cualificación. Sin embargo, las pymes industriales europeas cuentan con alrededor de 10 robots por cada 10.000 empleados, en comparación con los 1.100-1.400 robots del sector del automóvil.

En el sector agroalimentario, gracias a los avances en robótica blanda y autónoma deberíamos pasar de 1,6 robots por millón de horas trabajadas en 2020, a 6,9 en 2025 y a 34,1 en 2030, y alcanzar una relación de 82,3 robots por millón de horas trabajadas en 2035, según el mismo informe del Gobierno británico. Al menos 66 robots sociales diferentes se lanzaron en todo el mundo en respuesta al covid 19, pero su contribución general ha sido pequeña.

Es importante comprender e interiorizar en España el papel que desempeñará la robótica en ese nuevo ciclo marcado por la confluencia del mundo físico y el digital con datos en tiempo real. El futuro Internet of Robotics Things (IoRT) plantea un desafío en materia de innovación tecnológica y normativa, con flotas colaborativas de dispositivos comunicándose entre sí y con el entorno, en muchos casos con inspiraciones biológicas, incluidas las características sociales de insectos y animales.

El proveedor alemán del automóvil KOKI ha conectado 60 robots a ABB Ability Connected Services, que los monitoriza las 24 horas del día y alerta a los usuarios sobre situaciones que podrían provocar tiempos de inactividad no planificados. Amazon Web Service RoboMaker (AWS RoboMaker) es un ejemplo de una plataforma de IoRT. Una vez más, los GAFA, un paso por delante. Hay que hacer lo posible, en definitiva, por no quedarse en el 1% de la automatización, cuando podemos aspirar al 21%.

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