El primer ministro italiano, Mario Draghi, ha renunciado a su cargo después de que su gobierno de coalición se deshiciera, lo que aumentó la posibilidad de elecciones anticipadas y meses de agitación política mientras el país lucha contra la inflación y los costes de energía, la invasión rusa y la pandemia.
El presidente de Italia, Sergio Mattarella, ha aceptado este jueves la dimisión del primer ministro, Mario Draghi, un día después de que volviera a perder el apoyo de sus socios de Gobierno en el marco de una nueva cuestión de confianza en el Senado.
Mattarella, que pidió a Draghi que permanezca en el cargo como primer ministro interino, tiene previsto reunirse con los líderes parlamentarios la tarde de este jueves y se espera que disuelva el parlamento y convoque elecciones anticipadas.
En el caso de que se convoquen nuevas elecciones generales –previstas originalmente para la primera mitad de 2023–, estas se celebrarían en septiembre u octubre.
De aliados a…
Draghi, expresidente del Banco Central Europeo, ha liderado una amplia coalición de gobierno en Italia desde principios de 2021. Esta coalición se fracturó después de que el partido político Movimiento Cinco Estrellas boicoteara una votación crucial sobre un paquete de ayudas.
En este sentido, Draghi presentó a Mattarella su dimisión la semana pasada, pero la rechazó y dijo al primer ministro que intentara reunir a los socios de la coalición.
La perspectiva de un cambio de liderazgo en Italia ha despertado preocupaciones tanto en el país como en el extranjero, particularmente dada la magnitud de los desafíos a los que se enfrenta la región en estos momentos.
Draghi es uno de los líderes políticos más experimentados que sigue en activo en Europa –se le ha apodado «Súper Mario» por su habilidad para navegar por la política europea–, y se le atribuye haber salvado el euro durante la crisis financiera.
Su despedida desestabilizará la tercera economía más grande de la UE en un momento de inflación desenfrenada, una crisis energética inminente y la invasión rusa.
Por otro lado, el nuevo liderazgo también podría poner en riesgo iniciativas clave de la UE si cambian las prioridades, como la financiación del fondo de recuperación del coronavirus.