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Por qué este satélite se toma un ‘selfie’ en el espacio

Montar una cámara GoPro en un satélite no es un procedimiento operativo estándar para una misión espacial, porque la mayoría de los equipos que van al espacio necesitan ser "reforzados".
Foto: NanoAvionics.

El mes pasado, un satélite perteneciente a la compañía espacial lituana NanoAvionics tomó un selfie de sí mismo en resolución 4K de un GoPro Hero 7 que la empresa modificó para ser utilizado en el espacio. La cámara no solo se utilizó para reforzar su Instagram, las fotos también ayudaron a la sociedad a probar y verificar el funcionamiento de los sistemas en el propio satélite.

«Cuando el satélite se observa a sí mismo, en algunos casos puede ser muy valioso», explica Bytenis Buzas, cofundador y CEO de NanoAvionics. «Puede obtener confirmaciones de los elementos desplegables o si sus paneles solares o las antenas se han desplegado».

Montar una cámara GoPro en un satélite no es un procedimiento operativo estándar para una misión espacial, porque la mayoría de los equipos que van al espacio necesitan ser «reforzados», es decir, protegidos de la radiación solar que tiene el potencial de destruir equipos electrónicos delicados. Pero en este caso, Buzas, de 36 años, explica que era algo necesario. «El periodo de tiempo fue demasiado corto para obtener cámaras de calidad espacial», asegura el directivo.

Sin embargo, la compañía había probado cámaras GoPro para vuelos estratosféricos antes y pensó que podría funcionar para esta misión en particular, que estaba orientada principalmente a probar qué tan bien el nuevo controlador de carga útil de la compañía podía manejar la generación y transmisión de grandes conjuntos de datos, como el tipo producido por cámaras de alta resolución.

Poner las dos cámaras en el satélite no fue tan fácil como sujetar las cámaras. El hardware tuvo que ser reducido para adaptarse a los requisitos de espacio en el satélite, y luego las cámaras tuvieron que ser interconectadas con el controlador de carga útil y el software. También había un cierto elemento de riesgo involucrado en el uso de equipos no endurecidos, explica Buzas, especialmente porque el sol ha estado relativamente activo últimamente. «Esto es una cuestión de estadísticas», dice. «Si esa bala –esa partícula del Sol– va a golpear a cierto transistor a bordo o no.»

Su compañía, sin embargo, estaba preparada para asumir el riesgo. Eso es porque este tipo de experimentación está incorporada en el ADN de NanoAvionics. La empresa tiene sus orígenes en el Centro de Investigación Ames de la NASA, donde Buzas trabajó brevemente con Linas Sargautis y adquirió experiencia que les inspiró a construir su propio satélite.

En 2013, Buzas y Sargautis construyeron ese satélite, denominado LituanicaSAT-1, con la asistencia de la Universidad de Vilna y más de treinta organizaciones asociadas. Construido sobre una plataforma «cubesat» estandarizada, el pequeño satélite estaba equipado con una cámara recuperada de un timbre inteligente y otros equipos, y se desplegó desde el sistema de Nanoracks a bordo de la Estación Espacial Internacional a principios de 2014. Este fue el primer satélite lituano en llegar al espacio.

A partir de esa experiencia, Buzas y Sargautis fundaron NanoAvionics en 2014, financiados con una subvención de la Agencia de Ciencia, Innovación y Tecnología de Lituania. En 2017, la compañía lanzó su primer satélite alimentado por un sistema de propulsión sostenible que la empresa desarrolló internamente. En 2018, una participación mayoritaria en la sociedad fue comprada por la compañía de internet satelital AST & Science, con sede en Midland (Texas).

Desde entonces, NanoAvionics ha crecido hasta los 156 empleados, y cuenta con instalaciones en Reino Unido, Texas e Illinois. Hasta ahora ha lanzado 19 satélites, ocho en lo que va de año, y ha implementado más de cien proyectos espaciales comerciales.

Sobre el último proyecto de la compañía, tomar un selfie de un satélite en el espacio, que podría parecer una broma, Buzas espera que vaya más allá. «Las fotos y videos de los satélites que rodean nuestro planeta podrían atraer más atención y ayudar a más personas y organizaciones a darse cuenta de los beneficios sociales, económicos, educativos y ambientales que proporcionan los satélites», dijo el ejecutivo en un comunicado. «También podría inspirar a más personas a emprender carreras en la industria espacial de rápido crecimiento».

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