Para el principal responsable de las promociones de Gilmar, Óscar Ochoa, estamos ante un escenario “sorprendente”. Desde su posición de directivo de una gran red inmobiliaria con actividad en la Comunidad de Madrid, Costa del Sol, Cádiz, Sevilla y Canarias, Ochoa constata que el sector inmobiliario ha dejado atrás la crisis del covid exhibiendo una vitalidad del todo inesperada: “Ya en mayo de 2020, muy poco después del final del confinamiento, asistimos a un retorno inmediato a niveles de actividad muy alta que se acabaría traduciendo en un 2021 con excelentes cifras”. Ochoa precisa que su diagnóstico se ciñe al mercado residencial de obra nueva, el segmento en que él trabaja y “el más dinámico, sin discusión, del sector en España”, pero que otras líneas de negocio están exhibiendo también cifras muy halagüeñas. «Nuestros departamentos de Capital Markets, Retail, Suelo e Internacional son testigo del elevado interés que existe por el sector inmobiliario y las oportunidades que ofrece».
PREGUNTA. ¿Con qué perspectivas encaran ustedes 2022?
RESPUESTA. Todo indica que seguimos instalados en un periodo de bonanza. En los 31 años que llevo en este sector no he conocido un momento tan dulce. En lo que a obra nueva orientada a un poder adquisitivo medio alto se refiere, muy pocas veces ha existido una demanda de una solidez comparable, y eso se está traduciendo en un incremento sostenido de los precios. Nuestra expectativa es que la tendencia alcista se mantenga a medio plazo.
P. ¿Estamos ante un periodo de expansión sin riesgo inminente de generar una burbuja?
R. Creo que sí. A diferencia de lo que ocurrió en este país en 2006, la mayoría de promotores están construyendo con racionalidad y con mesura, de manera que puede decirse que el crecimiento es mucho más sostenible, porque el mercado está saneado. Tampoco se están concediendo hipotecas a clientes de dudosa solvencia. Los límites de esa bonanza los marca, por el momento, la falta de suelo disponible, que es la principal razón por la no se está generando suficiente oferta para satisfacer una demanda en crecimiento continuo.
P. ¿Cómo se están comportando las distintas áreas en que operan?
R. Ahora mismo, sorprende la pujanza de la Comunidad de Madrid, que está confirmando su papel de principal locomotora de la economía nacional. La demanda de obra nueva en la capital es muy fuerte y ahora está llegando un nuevo tipo de residente internacional de alto poder adquisitivo, procedente de Europa Central y del Norte, pero también de América Latina o Estados Unidos. Los precios de vivienda residencial de alto nivel van a seguir creciendo y eso va incentivar nuevas promociones, aunque el problema de falta de suelo es especialmente agudo en Madrid. Hay muy poco y resulta muy caro. En la Costa del Sol y alrededores, lugares como Málaga capital, Marbella o Estepona están registrando una actividad frenética, gracias sobre todo a grandes inversores, pero también a un número creciente de clientes extranjeros que quieren instalar en la zona su primera residencia. Canarias va a otro ritmo. Allí sí que afectó de forma muy severa el parón del turismo que trajo la pandemia. Pero también empezó a dar signos de recuperación prometedores en 2021.
P. ¿Qué razones explican que el sector esté evolucionando de manera tan sólida en un contexto pos-pandemia de altísima inflación y enorme inestabilidad geopolítica?
R. En primer lugar, que el sector inmobiliario es un valor refugio, ya que da excelentes réditos en tiempo de incertidumbre. Los grandes grupos de inversión están apostando por este activo, uno de los más demandados a nivel mundial, y están sustituyendo en gran medida al inversor tradicional. También ha tenido una gran importancia el cambio de prioridades y de expectativas de muchos clientes particulares, que hoy valoran más que nunca la calidad de vida que puede proporcionarles encontrar una vivienda idónea, por lo que están dispuestos a invertir en ello sus ahorros.
P. ¿El impacto de la pandemia ha transformado para siempre esas tendencias de consumo?
R. Hasta cierto punto. Algunas de las consecuencias a corto plazo del covid ya han empezado a revertirse. La segunda mitad de 2020 y todo 2021 fueron un periodo de demanda récord de vivienda de obra nueva en las periferias urbanas. Sin embargo, al ir quedando atrás la fase de teletrabajo generalizado, la gente está volviendo a los grandes núcleos, cuanto más céntricos, mejor. En Madrid, Malasaña, Sol o Palacios vuelven a ser zonas muy demandadas. Lo que sí ha incrementado la pandemia es la demanda de viviendas espaciosas, con eficiencia energética y bien iluminadas. Los pisos interiores pequeños y con poca luz cada vez resultan menos atractivos para nuestros clientes.
P. ¿Los clientes rusos se están retirando de la Costa del Sol debido a la guerra de Ucrania?
R. Algo hemos notado, pero no está teniendo un impacto muy significativo. El entorno de la Costa del Sol cada vez es más cosmopolita, con un número muy significativo de nuevos residentes escandinavos, franceses, belgas, holandeses, estadounidenses… Esa zona es ahora mismo una de las más diversas, atractivas y dinámicas de España. Si algo no ha parado la pandemia es el sector residencial de lujo.
P. Por último, ¿cuáles son las promociones de Gilmar más destacadas para los próximos meses?
R. Hemos acabado la venta de Park & Palace, en la calle Irún de Madrid, junto al Palacio Real. De cara al futuro inmediato, apostamos muy fuerte por Las Mercedes, en un barrio en vías de dinamización cerca del Santiago Bernabéu y el eje de la Castellana. En mayo, colaboraremos por vez primera con Hábitat en una ambiciosa promoción en Ronda de Segovia.