El Foro Económico Mundial, conocido como Foro de Davos, vaticinó en 2017 un futuro terrible en el campo laboral. Estamos viviendo la cuarta revolución industrial y su impacto social puede ser dramático para quien no se adapte. La disrupción tecnológica —la inteligencia artificial, el teletrabajo, la robótica, la nanotecnología, la impresión 3D, la genética y la biotecnología— están modificando por completo el mundo laboral tal y como se entendía, con destrucción de infinidad de puestos de trabajo hasta ahora tradicionales y la aparición de otros nuevos que, en algunos casos, son aún desconocidos.
Para analizar esta situación y saber si la universidad está atendiendo las nuevas necesidades de la empresa, así como las necesidades de las nuevas empresas —que no es lo mismo— en FORBES reunimos el pasado 4 de abril, en la sede de la Fundación Pons, a Rosa Visiedo Claverol, rectora del CEU San Pablo y directora de las Universidades CEU —Universidades: Cardenal Herrera, San Pablo y Abat Oliba—, así como a las responsables de recursos humanos de varias empresas punteras en la gestión de personal: Alba Herrero, responsable de Recursos Humanos de SAP España; Encarna Maroño, directora de Recursos Humanos de Adecco, y Lucía Jaquotot, directora de Recursos Humanos de EY, en un debate moderado por Idoia Sota, hasta ese momento subdirectora de FORBES.
Para introducir el tema, Sota puso sobre la mesa la cuestión fundamental de la velocidad a la que evoluciona la sociedad: vivimos en un momento de cambio permanente y las habilidades que reclaman las empresas de sus empleados evolucionan de una forma cada vez más rápida. ¿Se están preparando los alumnos universitarios de la forma adecuada para las nuevas exigencias que demandan las empresas? Rosa Visiedo Claverol, rectora del CEU San Pablo y directora de las Universidades CEU, y única representante del estamento educativo en esta charla, afirmó que, efectivamente, “en la universidad sí se está haciendo desde hace varios años un gran esfuerzo para propiciar este acercamiento entre universidad y empresa».
«Desde las universidades CEU consideramos que es algo ineludible, porque estar al margen de las empresas sería estar al margen de la sociedad y no nos lo podemos permitir. Nosotros promovemos distintas maneras de acercamiento, primero, escuchando a las empresas para saber qué demandan, qué perfiles de profesionales necesitan. Y, en segundo lugar, diseñamos nuevos programas que se ajusten a esas necesidades que nos están trasladando, además de adaptar las titulaciones más tradicionales a esos nuevos perfiles. Un ejemplo claro, con respecto a las competencias digitales: además de diseñar nuevos títulos que preparen para las profesiones del futuro, que ya son las del presente, intentamos mejorar los currículos académicos de títulos como los de medicina o derecho para incorporar esa formación básica general y específica en competencias digitales, como legal tech o ciberseguridad. Porque un médico ya tiene que saber manejar macrodatos (big data), porque le van a permitir realizar mejores diagnósticos», explicó Visiedo.
Seguidamente, la subdirectora de FORBES puso también de manifiesto el cambio que se ha producido en el papel de la universidad. “Si antiguamente las universidades eran templos de conocimiento que se dejaba reposar y había tiempo de reflexión –afirmaba Idoia Sota–, en la actualidad, las cosas se han complicado y nos regimos por una visión de la enseñanza mucho más pragmática. La universidad se ha convertido en algo así como un centro de entrenamiento que llega a abarcar hasta las relaciones interpersonales para el trabajo en equipo e, incluso, lo psicológico”. La representante de las Universidades CEU confirmó que “la misión fundamental de la universidad es preparar a los jóvenes para la vida. Y la vida profesional y laboral forman parte de la vida de uno, pero no podemos centrarnos exclusivamente en eso, porque si no seríamos centros de formación profesional. La universidad es algo más. La experiencia universitaria es una experiencia vital y de crecimiento y madurez, en todos los sentidos, no solo profesional, sino intelectual y personal. Hay que buscar ese equilibrio”.
Echado ya a andar el debate, Sota quiso averiguar cuál es la sensación desde los departamentos de Recursos Humanos (RR.HH.). ¿Han conseguido los alumnos que llegan a las grandes empresas de gestión de Recursos Humanos la capacitación necesaria para desarrollar su trabajo? ¿Qué se echa en falta? ¿Ha cambiado realmente la universidad para adecuarse a los nuevos tiempos?
Alba Herrero, responsable de RR. HH. de SAP España, afirmó que “la universidad, al contrario que otras entidades educativas, sí ha dado ese gran salto y por esos nos estamos encontrando perfiles mucho más preparados”. Pero Herrero quiso especificar que la universidad no puede hacerlo sola: “las habilidades sociales y personales deberían venir desarrollándose desde la secundaria y la primaria. La laguna con que nos encontramos en las empresas es que los alumnos llegan a la universidad con tan poca madurez que a la universidad le toca un doble trabajo: enseñar una profesión y cómo ejercitarla en el mundo laboral. Nos encontramos con gente mucho mejor preparada que hace diez o quince años, pero con un grado menos de madurez. En la primaria y en la secundaria se debería enseñar a trabajar en equipo y a comunicar, desde los ocho o nueve años”.
Herrero aseguró que si esa madurez viniera “de serie”, los alumnos llegarían a la universidad “con la capacidad para elegir con más responsabilidad una profesión. Si ya es difícil saber con 18 años qué quieres ser en la vida, si no tienes herramientas que te faciliten la decisión el margen de equivocación es muy grande. Hay que dotarles de seguridad en sí mismos desde la pubertad, para que cuando den el salto a la universidad puedan disfrutar de aprender y no obsesionarse con aprender”.
Y acerca del temible vaticinio del Foro de Davos, la responsable de RR. HH. de SAP España concluyó que “las habilidades digitales no deberíamos cuestionarlas. Deberían ser consideradas ya como el inglés. Y, sin embargo, ¡todavía las cuestionamos! ¿Debe un abogado saber de ciberseguridad? ¡Por supuesto que sí! Y cualquier persona debería saber, a día de hoy, de ciberseguridad… ¿Dónde posicionamos esos conocimientos? ¿En el colegio? ¿En la universidad? ¿En las empresas? No hay que preguntarse ‘quién-se-encarga-de…’. Hay que encargarse, porque ya vamos tarde…”.
Encarna Maroño, directora de RR. HH. de Adecco, una consultora de recursos humanos que gestiona todo tipo de perfiles, desde el más tradicional al más tecnológico, se mostró “de acuerdo” tanto con lo manifestado por la rectora del CEU San Pablo y directora de las Universidades CEU como con lo que planteó Alba Herrero. Pero unido a todo lo que ellas habían dicho, convino que “hay que ser conscientes de la necesidad de seguir aprendiendo siempre. Lo que hemos vivido en estos dos últimos años nos enseña que jamás habríamos imaginado que íbamos a estar trabajando como lo estamos haciendo actualmente. Lo que nosotros decimos a la gente que trabaja con nosotros es que todo te llena la mochila y todo lo que aprendas te va llenando de habilidades para poner en marcha, precisamente, lo aprendido. En ese sentido, nosotros no solo buscamos gente que sepa hacer, sino cómo lo hace. Ese es el gran reto, porque la digitalización ha cambiado por completo la manera en que trabajamos en las organizaciones y en la que trabajaremos en el futuro”.
Lucía Jaquotot, directora de RR. HH. de EY, puso de relieve que «en la consultora nos encontramos con talento al que le falta el paso definitivo hacia el oficio. Hemos descargado en la universidad toda la responsabilidad de cómo tienen que llegar a las empresas los profesionales y, efectivamente, hay mucho trabajo previo que se tiene que hacer. Está muy bien todo eso que se hablaba antes de las competencias humanas, que es fundamental, pero no tiene que hacer olvidar que también es imprescindible –y el mayor problema con el que nos encontramos actualmente– el conocimiento técnico, que es el que nos lleva dos o tres años en la empresa terminar de equilibrar, para poder ofrecérselo a nuestros clientes”.
El resto de esta interesantísima charla de algo más de una hora de duración se puede seguir en el siguiente vídeo.