¿Cómo revolucionar el sector del arte en el siglo XXI? Recordándole al público que invertir en arte está a su alcance —independientemente de lo profundos que sean sus bolsillos—. Esa es la apuesta de BADA, la feria de arte contemporáneo que nació en Argentina hace una década con un objetivo: impulsar un modo diferente y directo de vender arte conectando a los creadores de forma directa con el público.
“Como artista, siempre me pareció que nos faltaban espacios bien armados. Las ferias siempre las impulsaban las galerías y los artistas estábamos en la calle o en eventos pequeños que realmente no llegaban al público que nos interesaba”, afirma a FORBES España Ana Spinetto, artista plástica, curadora y directora de BADA. “BADA es la feria donde a mí me habría gustado participar. Más que una feria, es una fiesta, un momento de encuentro entre los artistas y el público”, añade.
Los orígenes de BADA se remontan a 2009, cuando ante un giro en su vida, Spinetto decidió apostar por aquello que realmente quería hacer e impulsó Arte Sí – Supermercado de Arte, una cita que sentaría las bases de la actual feria: crear un espacio donde comprar arte fuera fácil, directo y accesible. “El arte perdió en algún momento su conexión con el público, que empezó a sentirlo inaccesible y lejano”, opina Spinetto.
Tras una década de recorrido y aprendizaje, Spinetto se enorgullece de haber puesto en marcha un espacio no solo de conexión entre artistas y público, donde observar y emocionarse con un amplio y diverso catálogo de obras y disciplinas, sino de “un semillero de artistas” con gran potencial que han logrado después dar un salto cualitativo en su carrera.
“En estos años hemos visto cómo los artistas crecían y aprendían a gestionar sus carreras”, señala y explica que a través de BADA se han desarrollado ciclos formativos para que los artistas aprendieran a desarrollar una faceta muy importante para su desarrollo profesional: la gestión de sus propias ventas. Desde el ‘storytelling’ de su proceso creativo hasta cómo hacer fotos de su obra o cómo presentarse a un concurso. Un valioso aprendizaje que persigue una meta: “Impulsamos que el artista sea emprendedor, que pueda vivir de lo que ama y no tenga que tener otro trabajo para poder dedicarse a ello. Vender es hablar de la obra y la gente quiere escucharlos hablar de lo que más saben”.
Arte accesible para todos
El grupo de curadores de BADA selecciona a un centenar de artistas para cada edición estudiando tanto la calidad de la obra como el bagaje personal del artista. La condición es acudir a la feria con al menos diez obras a un precio accesible para el público, 100 euros. Además, los precios están a la vista de todos. “Muchas veces el público se sorprende al ver que lo puede pagar, es otra forma de vender”, subraya.
El arranque de una feria bajo esta premisa, teniendo en cuenta lo elitista del sector artístico, “fue incómodo para el mercado”, reconoce Spinetto, pero no tardaron en mostrar que sus puertas estaban abiertas para todo el sector —de galeristas y representantes, a arquitectos y decoradores— y han logrado crear una comunidad de gran riqueza para el artista y para el público. “BADA quiere mostrar lo cercano y sencillo del arte dentro de lo complejo de las obras”, apunta.
La última edición de BADA en Argentina recibió a más de 80.000 personas. Spinetto espera que la cita de Madrid —que tendrá lugar entre el 5 y el 8 de mayo en el Pabellón Satélite de la Casa de Campo—, atraiga a al menos 10.000 personas, como la primera edición en Buenos Aires y en Ciudad de México el año pasado. A futuro, la artista desearía que BADA creciera en Europa y confiesa que no le importaría que la próxima ciudad fuera Barcelona.
