El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, alardea de su mano dura con las grandes tecnológicas… menos cuando se trata de contratar personal. El análisis de más de 1.000 declaraciones financieras apunta a que es más probable que un alto funcionario de la Administración Biden haya trabajado en Google, Facebook o Microsoft que con cualquier otro empleador del sector privado.
En total, al menos 41 funcionarios de alto nivel habían recibido compensaciones de estas tres grandes empresas tecnológicas en algún momento durante los dos años anteriores a su incorporación al gobierno de Biden. Para ser justos, en términos absolutos los exempleados de las ‘Big Tech’ representan un pequeño porcentaje de todos los nombrados por Biden en su primer año, pero son más de los doce que trabajaron con esas empresas durante el primer año de la Administración del expresidente Donald Trump. Si añadimos a Apple y Amazon, la cifra se amplía a al menos 51 funcionarios, frente a los 19 de la administración de Trump.
Servicios de consultoría y legal
Muchos de estos trabajos fueron servicios de consultoría o legal. Más de la mitad de estos 51 funcionarios atribuyen sus ingresos de las ‘Big Tech’ a servicios realizados a través de un tercero, como una firma de abogados o de consultoría. Por ejemplo, el secretario de Estado Antony Blinken declaró haber recibido pagos de más de una docena de empresas, entre ellas Microsoft, Google y Facebook, a través de su firma de consultoría WestExec Advisors. La ley federal exige que cada nuevo candidato declare todas las fuentes de ingresos superiores a 5.000 dólares (4.584,5 euros) de los dos años anteriores. Algunos de los designados, como la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y el cirujano general, Vivek Murthy, recibieron pagos de las empresas tecnológicas por dar discursos.
No obstante, otros eran ejecutivos de alto nivel de las empresas tecnológicas. Radha Iyengar Plumb, actual jefa de gabinete del subsecretario de Defensa, fue jefa de análisis político de Facebook antes de incorporarse a Google en 2020. El coordinador de covid-19 de la Casa Blanca, Jeffery Zients, estuvo en el consejo de administración de Facebook de 2018 a 2020.
«No me sorprende y, de hecho, siempre fue nuestra expectativa ver personas con vínculos con las grandes tecnologías en el gobierno», dice Jeff Hauser, fundador de The Revolving Door Project, un brazo del grupo de expertos progresista del Center for Economic and Policy Research.
De empresas tecnológicas a organismos públicos
Algunos veteranos de las grandes empresas tecnológicas trabajan ahora en organismos públicos que pueden influir directamente en políticas importantes para sus antiguos empleadores. Dani Simons, que supervisó las asociaciones de intercambio de datos en Waze Carpool de Google, es ahora director de Asuntos Públicos en el Departamento de Transporte. Otro exGoogle: el jefe de la FDA de Biden, Robert Califf, dirigió la estrategia médica del gigante tecnológico, tras su anterior etapa como jefe de la FDA en la administración de Obama.
Por supuesto, existen normas éticas diseñadas para combatir posibles conflictos de intereses. Todas las personas nombradas para el poder ejecutivo en el gobierno de Biden tuvieron que firmar un compromiso ético, que incluye una «prohibición de puerta giratoria» de dos años que impide a las personas nombradas participar en asuntos, como regulaciones o contratos, que estén relacionados con su antiguo empleador o clientes.
Otro factor en el ascenso de los ejecutivos de Silicon Valley es la preferencia de Biden por los tecnócratas.
«En general, hubo más nombramientos no tradicionales, por llamarlos así, en la Administración de Trump», dice Max Stier, CEO de Partnership for Public Service, una organización sin fines de lucro que ayuda a las agencias federales con la contratación. «No me sorprendería que encontraras menos gente de la administración de Trump proveniente de las grandes corporaciones estadounidenses que en esta administración».
*Esta historia es una colaboración entre Forbes y el Brown Institute for Media Innovation.