Nacido en 1948 en Washington, Estados Unidos, André Leon Talley rompió los moldes de una industria en su época menos flexible y se convirtió en el afroamericano más poderoso del sector. Decir esto de alguien, cuya carrera profesional estuvo siempre ligada a la devoción supina que sintió por la moda y su historia, es una buena forma de recordarle tras abandonar el mundo a los 73 años, en el hospital White Plains de Nueva York, por razones que todavía no han trascendido.
André Leon Talley, quien creció en Carolina del Norte con su abuela, encontró en la lectura de las revistas de moda su principal entretenimiento. Condenador a vivir en un momento en el que la segregación racial marcaba el día a día del sur del país, evadir su infancia entre páginas de moda fue lo que evidenció su futuro: llegar a la industria, conquistarla e intentar cambiarla. Y eso hizo desde los 10 años cuando empezó a leer ejemplares de Vogue.
Desde entonces, la maquinaria se puso en marcha. Compaginó sus estudios de literatura francesa en la Universidad de Brown con un trabajo en Factory, el templo de recreación de Andy Warhol. Jefe y amigo, su entrada en el círculo de poderosos se debió al descubrimiento que la editora de la edición estadounidense de Vogue, Diana Vreeland, hizo de él en 1974. A este hecho le siguieron otros muchos, como el de escribir (sobre moda) para un gran número de publicaciones. The New York Times, W y Womne’s Wear Daily, entre otras, contaron con su genio en las páginas, pero fue su actividad en Vogue lo que le hizo conseguir y disfrutar la fama.
A partir de ese momento, su presencia en el front row de los desfiles de moda no pasó inadvertida. Sus casi dos metros de altura y color de piel le ayudaron en esta profesión casi tanto como le condenaron. Asiduo a las pasarelas en una época en la que la variedad racial no era una opción, Leon Talley trabajó cada día de su vida para cambiar las reglas. Desde sus distintos cargos en Vogue –primero, como jefe de información y después, como director creativo y editor principal–, promovió la presencia de gente de color tanto entre las modelos como en las historiales editoriales, así como entre los editores de moda, ejecutivos y diseñadores. Abogó por una mayor diversidad de razas en la industria. Y lo consiguió, prueba de ello fue él mismo: más de tres décadas ocupando la primera fila de los desfiles más importantes de París, Milán, Londres y Nueva York.
Amigo íntimo de Karl Lagerfeld y enemigo estrecho de Anna Wintour y Pierre Bergé, Leon Talley derrochó en sus páginas la personalidad explosiva que manifestó desde pequeño y convirtió la industria en pista de carrera que revolucionó a toda velocidad.