Esta es la historia de un sueño, el de colaborar con uno de los máximos referentes de la cultura española, el cineasta Pedro Almodóvar. Creador de un reconocible mundo propio dentro de la gran pantalla, que ha pendido en la memoria colectiva hasta convertirse en mito y género en sí mismo, por primera vez, el director manchego sirve de inspiración para un trabajo alejado de la producción de largometrajes. Pero no de la creación de historias, ya que toda su filmografía sirve ahora de peregrinaje para la creación de una colección de joyas por la española Suarez.
Los argumentos de sus películas y los personajes a los que da vida están siempre en un constante estado de búsqueda. Aman, sufren, recuerdan, gozan y, sobre todo, viven con los cinco sentidos en alerta. Y en todo momento sacudidos por una pujante ansia de belleza. Un protocolo de actuación que Almodóvar sigue a pies juntillas durante toda su filmografía, trazando una rica cartografía de sentimiento. Patrones que la joyería Suarez estudia y asume el reto de interpretar el mapa almodovariano para crear joyas memorables.
Un trabajo de pasiones entre el director de cine y el equipo creativo de la firma de joyería que comenzó por mostrar el genio de la pantalla una rica selección de piezas de colecciones anteriores de la casa, como las exitosas Frida, Romeo y Julieta, El invierno en Lisboa, entre otras, para que el maestro del séptimo arte viera la línea de diseño a seguir. La conexión entre ambas partes no se hizo esperar y la atracción fue un flechazo emocional. «[A Pedro Almodóvar] Le sorprendió que la joyería sea un oficio tan de sentimientos y le interesó mucho cómo desarrollamos las colecciones vinculadas al arte», recuerda el equipo de Suarez.
Haciendo un recorrido por cada uno de los trabajos del cineasta, Tacones lejanos fue la película elegida que motivó la colaboración. Además de ser la preferida por todo el equipo creativo de la marca, este filme de 1991 celebra este año su 30 aniversario. Qué mejor manera de festejar el paso del tiempo que con 24 piezas de oro blanco y rosa, diamantes blancos, rubíes, zafiros, morganitas y perlas australianas.
Coincidencias de atención inevitable que ya se concretan en una selección de joyas tan intensas como el devenir del filme. Un objetivo que Suarez consigue al recrear en piezas de alta joyería algunas de las escenas más icónicas de la película. Un ejemplo es el momento en el que Rebeca (una de las protagonistas de la cinta, a cargo de Victoria Abril) va al aeropuerto a recoger a su madre, vestida de Chanel y ataviada de unos pendientes comprado en u mercadillo de Isla Margarita. Pero su madre, Becky del Páramo (interpretación de Marisa Paredes), le dice: «¡Qué gracia, yo tuve unos iguales!». Aquí este complemento de bisutería se convierte en un pavé de diamantes.
O los pendientes largos de diamantes que terminan en perla dotada de movimiento, emulando los pendientes que Becky del Páramo le pide a Letal en su camerino.
Sin duda, la pieza más especial de la colección cocreada por Suarez y Pedro Almodóvar son las tiras de diamantes con rubí talla pera, evocando la lágrima de Becky sobre el escenario del Teatro María Guerrero cuando canta Piensa en mí mientras su hija ingresa en la cárcel. Un momento melancólico que refulge en sortijas y pendientes, y se desliza como una gota de extrema pasión almodovariana.
Otras joyas completan la propuesta más española y divertida de Suarez, contando todas ellas con una materia prima excepcional y una combinación de materiales estéticamente insuperables.