En muchos casos un emprendedor social no sabe que lo es, simplemente cree firmemente en una idea y se esfuerza en convertirla en un proyecto que impulse la mejora social. En el momento en el que el proyecto se está gestando o ya ha logrado cierto alcance, es cuando el apoyo es más crítico. La ayuda puede ser diversa y estar traducida en una beca económica, un servicio probono, un acompañamiento o asesoramiento o una plataforma que proporcione visibilidad, y su impacto suele ser clave para un proyecto de innovación social.
Además, el éxito de estos proyectos tiene un efecto inspirador expansivo en la ciudadanía, porque refleja que todos podemos ser impulsores del cambio. Solamente debemos cambiar nuestra forma de observar nuestro contexto para identificar esos pequeños actos que resuelven problemas comunitarios y lanzarnos a actuar.
Iniciativas como la de Jimmy Wales, fundador de Wikipedia que fue identificado como emprendedor social de Ashoka en 2008, o el Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus, que desarrolló el Banco Grameen, basado en los conceptos de microcréditos, han logrado un impacto global extraordinario.
Con el objetivo de canalizar la innovación disruptiva en España y América Latina, identificando y apoyando la innovación social, se ha lanzado la iniciativa Red Impulsores del Cambio , de la que forma parte la Fundación Acuorum, la Fundación Aquae, Canaragua, Hidraqua, la empresa colombiana Aguas de Cartagena y la chilena Aguas Andinas. Su meta es asegurar que haya cada vez más emprendedores sociales en Iberoamérica desarrollando con éxito sus proyectos.
Entre los seleccionados se encuentra el colombiano Camilo Herrera, que ha diseñado un modelo participativo de instalación colectiva de postes de luz con tecnología solar y acceso a internet. Para que nos hagamos una idea del impacto de este proyecto, debemos tener en cuenta que en América Latina 31 millones de personas no tienen acceso a la luz eléctrica y solo en Colombia viven cinco millones de personas en lugares sin conexión.
La historia de Camilo es inspiradora. Con 21 años tuvo que dejar los estudios por falta de recursos para fundar un negocio que quebró tres años después. Decidió regresar con sus abuelos y estudiar tecnologías en formación profesional. Allí conoció el proyecto Liter of Light, liderado por el filipino Illac Díaz, que instala botellas de plástico con agua y cloro o lejía en los techos de las viviendas de los más desfavorecidas, proveyéndoles de luz natural de forma ecológica y gratuita. Una solución simple, replicable, de fácil instalación y que utiliza materiales accesibles para los más humildes.
Poco después, Camilo comenzó a trabajar en un proyecto estatal que consistía en llevar conectividad de banda ancha a instituciones públicas, lo cual le dio la oportunidad de conocer la realidad de los municipios de Colombia, identificando problemas básicos como la falta de luz y de agua. Su sensibilidad social y su voluntad de cambio le llevó a ponerse en contacto con Illac Díaz y replicar su iniciativa, añadiendo además un manual con imágenes para analfabetos. A medida que avanzaban detectaron la falta de alumbrado público en estas comunidades y crearon una botella iluminada con un panel led para almacenar la luz. Además, desarrollaron una metodología de intervención, invitando a las personas a fabricar las botellas y a capacitarlas para que pudieran encargarse del mantenimiento y reparación del sistema. De esta forma potencian el aprendizaje colectivo y la participación activa de las comunidades en los postes de alumbrado y en la medición de impacto.
Otra de los integrantes de la alianza Red de Impulsores del Cambio, es la investigadora Luz Rello, que con 33 años está revolucionando la forma de detectar y tratar la dislexia, un trastorno que padece entre un 10% y un 15% de la población y que produce un alto porcentaje de abandono escolar. Su proyecto está inspirado en su propia vida y en las dificultades de lecto-escritura que sufrió durante su primera etapa de escolarización.
Luz decidió buscar soluciones y para ello estudió lingüística, procesamiento y tecnologías del lenguaje y de la información. Su espíritu incansable la ayudó a superar todos los retos y desde hace tres años investiga en Estados Unidos, donde ha aprendido a pensar a lo grande y a lanzar Dytective, un programa online que permite en quince minutos hacer una detección precoz y gratuita de la dislexia, con una precisión del 90%. El programa se implantará en colegios de la Comunidad de Madrid y en Murcia y es fruto de una investigación en la que han participado más de 10.000 personas. Además, cuenta con una segunda fase consistente en un programa de aprendizaje personalizado. El objetivo es reducir al máximo el 40% del fracaso escolar que causa este trastorno y potenciar el carácter emprendedor de los disléxicos.
En nuestra sociedad existen muchos agentes externos que frenan la capacidad del individuo a actuar y a convertirse en un changemaker. Impulsar una sociedad que valore y ayude a los individuos a desarrollarse promoviendo su capacidad de colaborar, de resolver problemas y de tener como objetivo final un mundo mejor, es labor de todos. No lo olvidemos, todo el mundo puede cambiar el mundo.
Por Eva Moll de Alba, Patrona de Fundación Acuorum