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Fingir emociones en el trabajo no te beneficia


Los días malos los tiene cualquiera, el problema viene cuando estamos fingiendo constantemente, cuando día tras día nuestros cerebros están atrapados en un bucle de pep-talk sólo para tratar de obligarnos a mostrar el tipo correcto de inteligencia emocional. Lo único que se consigue es agotar una valiosa energía. Y el resultado es un drenaje en nuestras reservas, nos quemamos.

Más de 5.000 personas han tomado la prueba online gratuita “¿Su trabajo requiere alta o baja inteligencia emocional?” Y después de analizar los datos esto es lo que demuestran:

– Aprendimos que el 51% de las personas dijeron que siempre o con frecuencia tienen que “actuar”. De inmediato podemos ver que mucha gente está teniendo que ejercer la energía real para forzar una sonrisa o una falsa empatía o positividad en el trabajo. Y con el tiempo, eso está destinado a causar fatiga real.

– El 51% que tienen que “fingir” son 32% menos propensos a amar su trabajo. O dicho de otro modo, si no tienes que fingir tus emociones en el trabajo, eres 32% más propenso a amar tu trabajo.

– Las personas que no tienen que no fingen tienen un 59% menos de probabilidades de disgustar u odiar su trabajo.

Estos nuevos datos nos dicen varias cosas. En primer lugar, si estás seleccionando personas para tu empresa, refuerza la importancia de contratar una la actitud. La mayoría de las organizaciones saben cómo contratar la habilidad, pero las empresas más exitosas también tienen las herramientas para contratar este otro aspecto. Y, si estás en el lado en el que se elige el trabajo, elige un trabajo donde no tengas que fingir la actitud correcta cada día.

Cuando fallan las nuevas contrataciones, el 89% del tiempo es por razones de actitud y sólo el 11% por tener habilidades técnicas insuficientes. De hecho, de ese 89% que falla por actitud, el 23% de las nuevas contrataciones fracasaron por cuestiones relacionadas con la inteligencia emocional, y otro 15% falló por tener el temperamento equivocado (es decir, tener la actitud y personalidad equivocadas para un trabajo).

Estos datos también sugieren que mucha gente se beneficiaría probablemente de tomar una mirada profunda a su propia inteligencia emocional, en particular para descubrir si tienen que hacer un montón de esfuerzo para actuar en el trabajo. Porque cuanto más se ven obligados a actuar como si tuvieran la actitud correcta, menos felices van a ser en última instancia.