– Adoptar dispositivos móviles. La inversión en el hardware adecuado es un componente clave en la gestión del teletrabajo. Hay que dotar a los empleados de los adecuados smartphones, portátiles, etc.
– Invertir en software de colaboración. Con programas de este tipo, el intercambio de archivos y la comunicación entre miembros del equipo se hace sin problemas, aunque estén separados geográficamente.
– Personalizar la plataforma. Detalles como la posibilidad de subir fotografías o incorporar una pequeña biografía del empleado en la intranet de la empresa ayudan a construir relaciones y a fomentar entre sus trabajadores la idea de que son parte de un equipo más grande, aunque estén separados.
– Tener información en la nube. El cloud computing permite a los empleados acceder a la información que necesitan, estén donde estén.
– Incorporar aplicaciones de intercambio de archivos. Con los entornos de colaboración virtualizados, trabajadores separados por decenas (o miles) de kilómetros pueden compartir una misma pantalla, editar documentos conjuntamente o seguir los cambios en tiempo real.
– Videoconferencias. Verse entre sí contribuye a construir un compromiso más profundo entre sus empleados.
– Listas de tareas y actualizaciones de los avances de los proyectos. Permiten al empleado hacerse una idea de cómo el resto del equipo contribuye al esfuerzo colectivo.
– Explicar a los teletrabajadores cómo colaborar. Los empleados remotos deben ser bien formados en el uso de las herramientas de colaboración.