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No estás usando el teléfono lo suficiente el teléfono, y eso es un problema

Excelente. Ahora desmontemos esta visión que, efectivamente, apunta a varias de las razones por las que el teléfono ha devenido en un accesorio poco práctico y que infune, incluso, ciertos temores; porque implica apuestas. En primer lugar, es importante reconocer las diversas formas en que el teléfono es más bien un estorbo: puede ser realmente ineficiente, produce cierta ansiedad y suele acarrear esperas.

“Mis estudiantes nunca quieren hacer una llamada telefónica para fijar una cita”, dice Keri K. Stephens, profesora asociada de comunicación de la Universidad de Texas, quien está escribiendo un libro sobre comunicación en los negocios. “Tengo una clase en la que tienen que hacer llamadas, e inventan toda clase de excusas para evitarlo: ‘¡Oh, les envié un correo electrónico! ¡Oh, les envié un mensaje! “Les digo: ‘No, tienen que hablar en tiempo real con la otra persona’, y no quieren hacerlo”. ¿Pero por qué? Stephens culpa al miedo al rechazo: “Algunas personas realmente no quieren molestar a otros. Pero parte de la razón es que no quieren que se les diga ‘No.’ ”

Y sin embargo, esa es una de las mayores ventajas del teléfono: ahorra tiempo. Es mejor que enviar mensajes de texto. Es mejor que el correo electrónico. Es mejor que la videoconferencia (que, de acuerdo, es como el teléfono, excepto por la preocupación añadida de la apariencia). Es la mejor forma de comunicación en los negocios, precisamente porque es una forma de interacción directa. El teléfono ilustra perfectamente una verdad clave: si tiene muchos reparos a ponerse en una situación en la que se siente un poco incómodo, entonces hará todo lo que esté en su mano para salir de ella y resolverla lo antes posible. Ha hecho un esfuerzo. Se has preparado para los problemas que conlleva el hablar por teléfono. Está listo para lidiar con un silencio incómodo. Está listo para seguir adelante.

La próxima vez que esté a punto de enviar un correo electrónico o un mensaje de texto a alguien, pregúntese: ¿Estoy evitando el teléfono porque no quiero que me digan “No”? ¿Estoy evitando el teléfono porque no quiero sentir el rechazo? ¿Se trata de cobardía? Si respondió afirmativamente a cualquiera de esas preguntas, llame. El teléfono le permite conversar eficientemente, a diferencia de correo electrónico o los mensajes de texto. Y lo más importante, le obliga a estar un poco más comprometido con su causa.