Es un poderoso recordatorio que la credibilidad sigue siendo, y de hecho siempre ha sido, una calidad fundamental para un liderazgo exitoso a largo plazo. Así como un presidente lo encontrará difícil si su credibilidad está en duda, también lo hará un ejecutivo o un gerente de línea en planta.
“Si no puedo creerte, ¿por qué debería seguirte?”
Existen amplios datos de gestión para complementar lo que el sentido común te dice: que los empleados responden mejor a los líderes que confían y creen. ¿Por qué no? La gente quiere hacer lo mejor para los líderes que respetan.
Es sólo sentido común, como la gestión eficaz. Debido a que los empleados son observadores interesados de la administración, siempre están mirando atentamente para ver el ejemplo que sus líderes establecen.
Queremos creer en nuestros líderes. Pero es difícil creer en nuestros líderes cuando no estamos seguros de que podamos creerlos. Cuando pierdes tu credibilidad, esa es una profunda zanja para cavar.