La tutoría en el sentido tradicional del término es una relación entre mentor y aprendiz donde el mentor proporciona orientación y dirección al aprendiz, que suele ser más joven. Áreas como la toma de decisiones personales y respecto a la carrera, las diferentes perspectivas y valores culturales, las oportunidades para desarrollar nuevas redes o el acceso a nuevos recursos que conducen a una mayor probabilidad de éxito profesional, forman parte del programa de tutoría. Las organizaciones que cuentan con un programa estructurado de mentoría se benefician mucho desarrollando la cartera de talentos y estableciendo una estructura para transferir las habilidades de liderazgo formal. La retención de los empleados, la mejora de la comunicación y un compromiso demostrable por parte del empleador con el empleado son las ventajas de la tutoría.
Suena perfecto, pero ¿realmente lo es? Digamos que no del todo. La fuerza de trabajo hoy en día tiene datos demográficos muy diferentes de los de hace 15 años. Los canales de comunicación están cambiando y casi todos los días – las nuevas redes sociales, las nuevas tecnologías – están haciendo hincapié en la eficiencia de las “viejas manos con experiencia”. La experiencia ya no es la única profesora.
Con una creciente brecha generacional y expectativas cambiantes, los líderes se enfrentan con nuevos desafíos. Si estos altos líderes quieren seguir siendo relevantes y avanzar en una era en la que los nativos digitales pronto representarán a la mitad de la fuerza de trabajo mundial y serán una fuerza con la que lidiar, tendrán que mantenerse en el borde “digital” de corte.
La tutoría inversa no es un concepto totalmente nuevo. En 2014, Microsoft llevó a cabo un programa de tutoría inversa. Al darse cuenta de que los millennials consumen los servicios de manera muy diferente y de entender que esto es clave para la estrategia y la ejecución del negocio, los altos ejecutivos están involucrándose en ese tipo de programa, donde recurren a sus colegas más jóvenes para obtener información sobre lo que valoran.
Esto es lo que hace el análisis de datos: recoge millones de puntos de datos y genera información que entiende el comportamiento del consumidor e impulsa las decisiones empresariales. Pero la analítica se utiliza principalmente para el cliente externo, no así con el cliente interno, su empleado.
La tutoría inversa es un programa para ganar. El gerente más viejo que mentora a un colega más joven cambia los roles donde el compañero más joven se convierte en el mentor. Va más allá de obtener una visión única para las decisiones de negocios. Los líderes mayores llegan a conocer y apreciar la necesidad de nuevas maneras de comunicarse y las nuevas tendencias y los más jóvenes obtienen inestimables conocimientos sobre el panorama y el liderazgo. Expuestos a nuevos comportamientos y motivaciones, los altos directivos pueden entender mejor lo que impulsa a la fuerza de trabajo más joven y cómo uno puede atraer lo mejor del talento. De esta manera las empresas pueden permanecer como empleadores y pueden participar con un importante segmento de clientes. Comprender lo que los hace “atractivos” hará que las empresas exploren nuevas ideas de marketing.
La tutoría inversa ayuda a superar esta división. Uno encuentra, muy a menudo, que estamos dirigiendo a gente que está haciendo trabajos que nunca hemos hecho y probablemente no existieron antes de ahora. Atrás han quedado los días en que un trabajador de más de 40 años dicta lo que debería estar sucediendo sin escuchar las opiniones ni a los expertos.
Cuando todo está dicho y hecho no se trata sólo de aprender nuevas herramientas, tecnologías y comportamientos. Hay que desafiarse a salir de la zona de confort y arriesgarse a aprender de quienes casi de manera innata se mueven por la red y las plataformas sociales que vertebran nuestra forma de comunicarnos y hacer negocios.