Esto puede no sorprendernos en comparación con los resultados de estudios anteriores, que concluyen que un mayor tiempo de uso de redes sociales está vinculado a la depresión, los celos, la baja autoestima y otros sentimientos de inferioridad. Pero la pregunta que aún queda es: ¿qué va primero, los problemas psicológicos o las redes sociales?
El equipo de la Universidad de Pittsburgh tenía una muestra de personas de entre 19 y 32 años que calculan cuánto tiempo pasaron en las redes sociales Facebook, YouTube, Twitter, Google Plus, Instagram, Snapchat, Reddit, Tumblr, Pinterest y LinkedIn. También les pidieron que llenaran el “Sistema de Información de Mediciones de Resultados de Pacientes”, que prueba, entre otras cosas, cómo las personas se sienten socialmente conectadas o aisladas.
No es sorprendente que las personas que pasaban más tiempo en los medios sociales -dos horas al día o más- tenían el doble de probabilidades de sentirse socialmente aisladas que las personas que pasaban menos de media hora al día en ellas. Y en términos de número de veces que alguien visitaba una plataforma, los que visitaron 58 veces o más en una semana las redes, tuvieron tres veces más posibilidades de sentirse socialmente aislados que aquellos que las visitaron nueve o menos.
El equipo sugiere algunas explicaciones a esta conexión disfuncional, por ejemplo, que las redes consumen un tiempo que de otra manera podría ser invertido con personas reales; o el hecho de que ver imágenes de personas en eventos divertidos puede provocar sentimientos de exclusión. La exposición a representaciones tan altamente idealizadas de la vida de los compañeros puede provocar sentimientos de envidia y la creencia distorsionada de que otros llevan una vida más feliz y exitosa, lo que puede aumentar el aislamiento social percibido.
Las investigaciones pasadas ciertamente han insinuado el mismo fenómeno, y los relacionan estrechamente. Un estudio realizado el año pasado encontró que un círculo más grande de amigos en las redes sociales no significa en absoluto que sea así en la vida real -pues parece que hay un límite en el número de verdaderos amigos que pueden tenerse, independientemente de lo que nuestros perfiles indiquen. Los autores sugieren que para las amistades reales, es necesario que exista un contacto personal que lo sostenga: las conexiones virtuales no constituyen una verdadera amistad.
Otro estudio no sólo ha insinuado el fracaso de las redes sociales para conectarnos, sino que establece algunos de los mecanismos específicos detrás de las mismas. Una investigación de hace unos años, por ejemplo, observó cómo se relacionaba la gente con los mensajes de otros en Facebook. Hacer cualquier tipo de comparación entre el Yo y el otro estaba vinculado a más sentimientos de depresión, y no sólo en comparaciones ascendentes, donde la vida de una persona parece mejor que la suya, sino también hacia abajo, sintiéndose superior. Incluso las comparaciones neutrales estaban relacionadas con la depresión, lo que parece sugerir que sin las relaciones sociales reales, las comparaciones instantáneas que vienen junto con las redes sociales pueden ser parte del problema.
El autor principal del nuevo estudio señala que no está totalmente claro en qué sentido va la relación: “Todavía no sabemos cuál vino primero -el uso de los medios de comunicación social o el aislamiento social percibido”, dijo la principal autora Elizabeth Miller en un comunicado de prensa . “Es posible que los jóvenes adultos que inicialmente se sintieran socialmente aislados se volcasen en los medios de comunicación social, o que su mayor uso de los medios sociales de alguna manera les llevara a sentirse aislados del mundo real, pero también podría ser una combinación de ambos”.
Y este es realmente el problema: seguimos volviendo a las redes sociales pensando que nos darán un impulso y nos harán sentir mejor, pero en realidad, nos hacen sentir peor. Esa creencia errante es parte del círculo vicioso. Tal vez la reducción, o el ajuste de nuestra actitud hacia las redes fuera suficiente; o tal vez eso es sólo el tipo de pensamiento ilusorio y la racionalización que llevan a una persona a volver a las redes.