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La frase que te ayudará a que dejes de cuestionarte


A menudo nos movemos de un lado a otro del entorno profesional sin encontrar el lugar adecuado, lo que nos provoca más de una frustración de peso. Hay una cita de Séneca que dice: “A menudo estamos más asustados que heridos, y sufrimos más en nuestra imaginación que en la realidad”. Esta frase, que habla de los miedos y los sentimientos más irracionales, ayuda a reflexionar porqué nos empeñamos en pensar que algo no va bien cuando, posiblemente, deberíamos ser más asépticos en nuestras observaciones.

Con el tiempo, una simple cita con estos matices puede cambiar la forma en la que piensas acerca de ti mismo y de lo que eres capaz. Estar en un trabajo que no termina de hacerte feliz acaba por invitarte a hacerte preguntas poco amables, como “¿Soy lo suficientemente bueno en mi trabajo?”, o “¿En realidad soy tan inteligente para poder superarlo?”. En los casos más extremos, podrías llegar a creer que te mereces esa infelicidad. Sin embargo, todas esas preguntas maliciosas tienen siempre un reverso: “¿Y si me estoy forzando a mí mismo a permanecer en un rol que no me convence simplemente porque le tengo miedo al cambio?”.

Quizás, en lugar de bombardearte a ti mismo pensando que tus capacidades (o tu falta de ellas) son las responsables de no encontrar tu lugar en el mundo profesional, podrías enfocarte en valorarte de manera positiva y centrar todos tus esfuerzos en demostrar, a ti mismo y a los demás, que estás dispuesto a asumir los riesgos que haga falta para encontrar ese espacio donde las habilidades que te caractericen encajen como un guante en tus tareas, y que esas tareas puedan, por fin, aportarte una satisfacción real.

En la transformación al desempeñar un nuevo papel profesional en un escenario diferente habrá momentos en el que te sientas poco menos que un impostor. Pero como sugiere el filósofo romano, necesitas volver los ojos hacia la realidad y dejar de lago, por un momento, la imaginación. ¿Quieres una idea? Imprime la frase de Séneca y cuélgala en un lugar visible por el que pases todos los días. La próxima vez que dudes de lo que eres, abrirás los ojos al instante para saltar de la nebulosa a la vida real.