Uber vuelve a estar salpicada por la polémica después de que una antigua empleada de la oficina de San Francisco, Susan J.Fowler, publicase en su página personal que un supervisor la acosó en varias ocasiones y que la empresa no hizo nada por ayudarla ni por castigar al acosador. A raíz de estas alarmantes declaraciones, Kalanick ha declarado personalmente que no se permite esta clase de comportamiento dentro de su empresa, y en una nota emitida a sus empleados, ha asegurado que se llevará a cabo una investigación independiente para aclarar los hechos en torno a las acusaciones de Fowler.
Además de varios miembros de la junta de Uber, como Arianna Huffington, la investigación contará con dos socios de la firma Covington & Burling, que ya ha investigado otros casos similares en Sillicon Valley, aunque se presume apoyará a la empresa. Si bien no es la primera vez que se acusa a Uber de discriminación entre sus empleados—recordemos el sonado caso de racismo en el seno de la compañía—, parece que la viralidad del post “Reflejo de un año muy muy extraño en Uber”, publicado por la ex-ingeniero, llevará a tomar medidas más contundentes esta vez para evitar que el caso se repita.
En su post, la licenciada en Standford denunciaba que su gerente en Uber, tras asegurar que mantenía una relación abierta, les hizo insinuaciones sexuales a ella y otras compañeras femeninas: “en mi primer día oficial de rotación en el equipo, mi nuevo gerente me envió una serie de mensajes a través del chat interno de la empresa. Me dijo que mantenía una relación abierta con su novia, y que a ella le resultaba fácil encontrar nuevos compañeros pero que para él no era tan sencillo“. Ante su queja por los reiterados comentarios, Recursos Humanos le respondió que el gerente no iba a ser sancionado puesto que se trataba de su primera falta y era un buen responsable.
El departamento de Recursos Humanos ignoró algunas de sus otras quejas y probablemente mintiera acerca de que aquella fuese la primera ofensa del gerente. A esta actitud indulgente se suman otros gestos claramente sexistas de la compañía, por ejemplo, la compra de chaquetas de cuero para más de 120 hombres, pero no para las seis mujeres empleadas. “El director me respondió de nuevo [al correo electrónico de Fowler preguntando sobre las chaquetas para las mujeres], diciendo que si las mujeres realmente queríamos igualdad, entonces teníamos que encontrar chaquetas del mismo precio que las de los hombres”.
Kalanick ha respondido en Twitter a este incendiario post pocas horas después de su publicación y ha emitido un comunicado a toda la empresa en la que mostraba su repulsa hacia ese tipo de comportamientos: “Acabo de leer el blog de Susan Fowler. Lo que describe es aberrante y contrario a todo lo que Uber representa y en lo que creemos. Es la primera vez que esto llega a mis oídos, por lo que he dado instrucciones a Liane Hornsey, nuestro nuevo Director de Recursos Humanos, para llevar a cabo una investigación urgente sobre las acusaciones de Fowler. Buscamos hacer de Uber un lugar de trabajo justo y no puede haber comprensión para este tipo de comportamiento en Uber -y cualquier persona que actúe así o piense que está bien hecho será despedido”.
El memorandúm enviado por Kalanick a los empleados de Uber el lunes por la tarde esboza, entre otras cuestiones, que las mujeres representan el 15,1% de la ingeniería de Uber, su administración de productos y sus equipos científicos; una cuota que es ligeramente inferior a la de Google, Twitter y Facebook, pero que va ha convertirse en su “prioridad número uno” tras la investigación, cuyo resultado debe servir para mejorar la cultura empresarial en Uber.
“Creo en la creación de un lugar de trabajo donde haya un profundo sentido de la justicia que sustente todo cuanto hacemos. Cada empleado de Uber debe estar orgullosos de la cultura que tenemos y lo que queremos construir juntos. Tengo la determinación de tomar lo que ha pasado como la oportunidad de sanar las heridas del pasado y establecer un nuevo estándar para la justicia en nuestra empresa“, declaraba al final de su carta. Esperemos que esta vez, así sea.