Desde que fue nombrado consejero delegado en 2012, y ante unas condiciones externas especialmente retadoras, ha gestionado una compañía que no solo ha visto crecer su top line, sino que también ha mejorado su margen operativo. Sin embargo, si hay algo de lo que Eduardo Dávila está verdaderamente orgulloso es precisamente de que “muchos clientes nuevos hayan confiado en nosotros para ayudarles a gestionar los temas relacionados con los potenciales riesgos de sus negocios y, por otro lado, a analizar, retener y desarrollar el capital humano de sus compañías”.
Tras varios años dirigiendo la filial española de una de las compañías dedicadas a riesgos y consultoría de capital humano más sólidas del mundo, ¿considera logrados los objetivos que se había planteado?
En cuanto a los objetivos marcados, creo que es necesario tenerlos en cuenta ya que nos sirven de referencia, pero pueden llegar a ser limitativos. Considero que en relación con los objetivos hay que ser ambicioso y me gusta más hablar de potencial, de tratar de llegar al máximo posible en cada momento, ayudando a mi equipo para que así sea y de esta forma crecer junto a nuestros clientes. En este sentido estoy muy satisfecho con todo lo logrado.
¿Cuáles son sus estrategias de negocio para seguir siendo líder
dentro del sector?
Nuestro proyecto tiene una misión muy concreta: ayudar a nuestros clientes a mejorar su eficiencia operativa, fortalecer su balance y reducir la volatilidad en la que operan en sus diferentes negocios y áreas geográficas. Todo ello a través de la gestión de sus riesgos y sus equipos de personas. ¿Por qué a través de estas dos cosas? Porque son dos pilares fundamentales en toda compañía de cualquier tamaño o sector que afectan directamente a su excelencia operativa y volatilidad. Para esto necesitamos en Aon personas comprometidas y con las capacidades necesarias para ejecutar esta estrategia. Otro tema fundamental para nosotros es la transparencia como base para establecer relaciones basadas en la confianza y partnerships de largo plazo con nuestros clientes presentes y futuros. La gestión de riesgos irá evolucionando de la transacción al valor, de lo opaco a lo transparente, de la mera protección de activos físicos a la protección global de los balances de las empresas.
Eduardo Dávila posa en exclusiva para Forbes en las oficinas que Aon España tiene en Madrid / Foto: Jacobo Medrano
Superados, o al menos eso parece, los momentos de recesión, ¿cómo es la actual situación del mercado? ¿Cómo se presenta el futuro?
Prometedor y lleno de oportunidades. La habilidad estará en ser capaces de capturarlas y demostrar que desde Aon podemos ayudar a nuestros clientes a aprovechar sus propias oportunidades al mismo tiempo, ya que nuestra trayectoria está sin duda ligada a la suya. En este momento en el que todo va tan rápido y el concepto de futuro cambia a cada minuto, nos encontramos ante nuevos retos. Casi todos los días surgen nuevos riesgos derivados de los negocios, actividades o forma de operar de las empresas, como los ciberriesgos, las pandemias o el riesgo reputacional. Éstos ahora son vitales, la magnitud y potencial impacto de que ocurran estas situaciones nunca había sido tan grande y son devastadoras para las empresas que los sufren.
A nivel de plan de negocios, ¿cuáles son los retos que a corto y medio plazo se plantea para Aon Middle East? ¿Qué tiene de especial esa zona?
Oriente Medio es un área del mundo donde estamos ya en siete países y tenemos un negocio sólido, aunque todavía con mucho potencial. Nuestro objetivo en este momento es crecer, atraer talento, crear riqueza local y expandirnos a otros países como Egipto, Irán y Kuwait, entre otros, con el fin de que Middle East se convierta en una de las palancas de crecimiento de Aon a nivel mundial. El reto es aprender de mercados con culturas diferentes, conocerlos a fondo e identificar las áreas de crecimiento. Personalmente es enriquecedor y challenging pasar de CEO a ser CEO de CEOs.
En la era digital, en un momento donde las tecnologías son claves, ¿cuáles son los nuevos riesgos que se deben asumir a nivel empresarial?
La tecnología presenta enormes oportunidades para el desarrollo del negocio de nuestros clientes, pero estas nuevas formas de operar no están exentas de nuevos riesgos que las empresas tienen que tener muy en cuenta y que incluso, más que antes, representan una amenaza muy importante para las cuentas de resultados. Es difícil que una empresa pierda la mitad de su valor porque se queme una fábrica o un activo, sin embargo un tema reputacional derivado de un ciberataque, por ejemplo, puede mover la cotización de una compañía y su capitalización bursátil en un día de manera drástica.
¿Qué propuestas presentan para posicionarse estratégicamente en el campo de la ciberseguridad?
Nos enfrentamos a un riesgo nuevo, emergente, viral, que está demostrando de alguna forma la vulnerabilidad de ciertos sistemas. Esto necesita un análisis profundo, por expertos conocedores de la materia. No se trata sólo de comprar un seguro sino de entender nuestra exposición y cómo actuar en caso de una ‘brecha’ en nuestros sistemas y datos. Aon acaba de comprar la firma de consultoría más especializada en el mundo de ciberseguridad, Stroz Friedberg, con sede en Nueva York y oficinas en varios países. Esta adquisición, que supone una firme apuesta de Aon por posicionarse como la referencia en consultoría estratégica de ciberseguridad, refleja la urgencia por parte de la industria aseguradora en responder a unos clientes cada vez más preocupados por los ataques que pueden dañar sus operaciones.