Las organizaciones que resisten a los cambios y a las dificultades tienen un sólido liderazgo en todos los niveles y una cultura fuerte basada en la confianza, la responsabilidad y la agilidad. Tienen una base de valores fundamentales significativos en los que todos los miembros del equipo creen profundamente y un sentido de unidad de equipo más allá de lo común.
Las organizaciones empresariales que pretenden crecer, seguir siendo competitivas, adaptarse a las nuevas tecnologías y encontrar maneras diferentes de manejar las fuerzas de trabajo procedentes de diferentes generaciones deben descubrir nuevas formas de crear esa resiliencia en la cultura de empresa.
Es necesaria una nueva forma de pensar y comportarse para que las iniciativas de cambio tomen fuerza. Una vez que lo hacen y la organización puede mantener la coherencia junto con el seguimiento de nuevos sistemas y procesos, lo más probable es que el triunfo llegue de un momento a otro. Por eso es una obligación unir la cultura y los valores con la nueva forma de hacer las cosas.
Ya sea la costosa inversión y el riesgo de entrar en nuevos mercados, retrocesos dramáticos o saltos enormes hacia un éxito inesperado que conducen al crecimiento, cada ejemplo de una supervivencia a transformaciones más o menos veloces muestra resiliencia y la capacidad de recuperarse y ver las cosas a través.
Las organizaciones que tienen la resiliencia como cualidad número 1 duran mucho tiempo y saben navegar con buen tiempo y con tormenta mejor que nadie. Están bien preparados, son disciplinados, tienen equipos valientes que aceptan los cambios y portan una cultura basada en la confianza y en la transparencia absoluta. Ellos son las personas detrás de esos líderes que muestran valor frente a obstáculos de todo tipo. Prosperan en la adversidad y nunca quedan fuera de combate.