Todos tenemos nuestras maneras de combatir el conflicto en nuestras relaciones, pero hacerlo en el entorno de trabajo es quizás el panorama más complicado de todos. No podemos simplemente evitar un jefe hostil; no sería lo más apropiado darle un tartazo al empleado poco colaborativo que solo se mira a sí mismo. Cuando nos enfrentamos a peculiaridades personales en la oficina, necesitamos mantener la compostura y actuar de acuerdo a las mejores prácticas, para que el remedio no sea peor que la enfermedad.
1. Desorden de personalidad narcisista. El término “narcisista” se menciona a menudo en conversaciones cotidianas, casi como un adjetivo más o una burla hacia otra persona. La mayoría de nosotros puede tener rasgos narcisistas, pero un individuo con este tipo de trastorno de la personalidad dedica todo su tiempo y su esfuerzo a buscar fama, fortuna y poder. Se ven a sí mismos como gente especial, y creen que merecen relacionarse exclusivamente con personas que estén en su nivel. Necesitan admiración y pisarán a la persona que tengan al lado si lo consideran necesario para lograr sus objetivos. Cuando te enfrentas con un narcisista, es útil reconocer que aunque en una impresión superficial parezca arrogante e impermeable a la crítica, debajo hay una baja autoestima, miedo al fracaso, ansiedad y vergüenza. Por lo tanto, es importante reconocer constantemente cualquier contribución positiva. Si se trata de un jefe o un compañero de trabajo, elogiarlos siempre que sea posible, tanto en público como en privado. Trata de identificar algo positivo que el individuo ha logrado antes y después de discutir lo que necesita mejoras.
2. Trastorno de la personalidad dependiente. Aquellos que sufren de este tipo de trastorno tienden a pegarse a una persona, o tienen miedo de estar solos. Tienen dificultades para tomar decisiones, son reacios a mostrar su desacuerdo con otros, y se presentan voluntarios para realizar actividades solo con el fin de recibir aprobación y apoyo. Aquellos con personalidades dependientes rara vez están en funciones de liderazgo, sino atascados en posiciones subordinadas a pesar de tener ciertas fortalezas. Si estás manejando a alguien con trastorno de personalidad dependiente, tu labor es hacer que se sienta empoderado. Comienza por introducir responsabilidades justo más allá de su zona de confort. Reconoce su éxito siempre que sea posible, o sé amable cuando tengas que hacer algún comentario crítico, pero siempre constructivo. Una vez que su empleado ha tenido buenos resultados y puede sentirse algo más seguro, hay que definir claramente las expectativas y su confianza en ellas. Será suficiente con mantener una reunión una vez por semana, o una conversación por correo electrónico donde puedan consultar o resolver problemas.
3. Trastorno de personalidad histriónica. Estas son aquellas personas que necesitan ser constantemente el centro de atención. Son coquetas y seductoras, y utilizan su apariencia física para ganar popularidad. Las personas con personalidad histriónica son altamente sugestionables, y tienden a difuminar las líneas entre las relaciones personales y profesionales. La regla más importante para tratar con un empleado histriónico es establecer límites firmes. Indica claramente que ciertos comportamientos o vestimentas no son apropiados para el lugar de trabajo, y la profesionalidad es necesaria para que cualquier miembro de la empresa tenga éxito. No respondas a los coqueteos (aunque a veces te resulte realmente difícil resistirte). Debes ser muy específico y no dejarte llevar por las emociones cuando trates con esa persona. Resiste con calma, pero firmemente, cualquier gesto para extender la relación más allá del lugar de trabajo.
4. Trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad. Aquellos con trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad están demasiado preocupados por las reglas, el orden, la pulcritud y la necesidad de la perfección. Son controladores, intolerantes e inflexibles. Su rigidez extrema lleva a la obsesión sobre cualquier detalle y sobre las reglas, y se transforman a sí mismas en profesionales indecisos e ineficaces. Insiste delante de personas con estas características que no necesitan ser perfectas para tener éxito. Es importante reiterar que ser demasiado perfeccionista a menudo está reñido con los buenos resultados, y que es más efectivo aprender de la experiencia, aunque se cometan errores, que prever la solución ideal. Dado que estos individuos suelen estar demasiado comprometidos a trabajar ignorando su vida personal y cualquier actividad de ocio, deberías animarles a tomar vacaciones y descansos y evitar así el agotamiento.