El liderazgo disfuncional puede ser un problema grave. Una nueva investigación revela lo perjudiciales que son los patrones tóxicos para las personas y las organizaciones.
Lo que hace un jefe tóxico
Sólo porque un líder es desorganizado o inepto no significa que sea tóxico. Algunas personas simplemente carecen de habilidades de liderazgo adecuadas. Sin embargo, un líder tóxico se compromete proactivamente a dañar a otros.
Ellos usan el miedo y la intimidación para mantener el control. Actúan como matones y eligen a menudo a sus empleados. Los jefes tóxicos a menudo exhiben rasgos narcisistas y psicopáticos. Ellos abusan de sus posiciones de poder y carecen de empatía hacia los demás trabajadores.
El daño causado por el trabajo de un jefe tóxico
Si alguna vez has trabajado para un jefe tóxico, sabes de primera mano lo miserable que puede ser. Un estudio reciente de la Escuela de Negocios de la Universidad de Manchester examinó de cerca cómo los empleados son afectados por los jefes tóxicos.
La muestra concluyó con 1.200 participantes de una variedad de industrias en varios países diferentes. No es sorprendente que las personas que trabajan para un jefe tóxico experimentaron tasas más bajas de satisfacción laboral.
Pero hay un dato aún más alarmante y, es que, la miseria del lugar de trabajo de los empleados se extendió también en sus vidas personales. Los investigadores descubrieron que los empleados que trabajaban para un jefe narcisista tenían más probabilidades de experimentar depresión clínica.
Los jefes tóxicos no sólo son malos para los empleados, sino que son perjudiciales para toda la cultura de una empresa. Los investigadores encontraron que el comportamiento de un líder tóxico se extiende entre las filas. Bajo el liderazgo tóxico, es más probable que los empleados se vuelvan excesivamente críticos unos con otros.
Este no es el primer estudio sobre el tema. Investigadores de la Universidad de Michigan encontraron resultados similares al examinar la incivilidad en el lugar de trabajo. Descubrieron que las conductas groseras, como el sarcasmo, llevaban a la gente a experimentar fatiga mental. En consecuencia, los empleados tenían menos autocontrol, lo que los hizo más propensos a ser grosero con sus compañeros de trabajo.
El comportamiento irrespetuoso no sólo es malo para la moral, sino que también perjudica los números finales de una empresa. Se estima que la incivilidad en el lugar de trabajo cuesta a las empresas $ 14.000 por empleado debido a la pérdida de productividad.
Reexaminar cómo se mide el éxito del liderazgo
Desafortunadamente, demasiadas organizaciones miden el éxito de un líder al examinar el desempeño a corto plazo. Y a veces, los jefes tóxicos son capaces de hacer cambios a corto plazo que parecen mejoras.
En un esfuerzo por evitar las críticas -o amenazas e intimidación- los empleados pueden trabajar más horas bajo un jefe tóxico. Pero, cuando su trabajo duro no conduce a resultados, es probable que sus esfuerzos no se sostengan a largo plazo.
Con el tiempo, los empleados serán más propensos a quemarse. Es importante examinar los efectos de rizo que tiene un líder en una organización. Los grandes líderes inspiran a la gente a ser lo mejor que pueden. Pero los líderes tóxicos dejan a los empleados luchando por superar el día.