El fundador y CEO, Rony Abovitz, de 45 años, guarda sus ases en la manga desde que fundó Magic Leap en 2011 y dio, poco a poco, a conocer su tecnología a un reducido número de personas sujetas a estrictos acuerdos de confidencialidad. Ahora, la compañía valorada en 4.500 millones de dólares va viendo poco a poco la luz tras acometer una inversión de 1,000 millones para perfeccionar su prototipo y ya ha comenzado a desarrollar líneas de fabricación en Florida, antes de lanzar una versión para el consumidor.
Llegará al mercado en año y medio y se espera que inaugure una nueva era con su interfaz, llamada a ser la pantalla del futuro y, aún más, una auténtica tecnología disruptiva que afecte a todas las industrias online e incluso las que aún no están en la nube. Si las previsiones son ciertas, Magic Leap podría desbancar el mercado multimillonario de las pantallas planas y que el consumo electrónico virase drásticamente hacia lentes de última tecnología, cayendo en desuso ordenadores, tablets y smartphones.
En este proyecto participan todos los grandes inversionistas del sector tecnológico, desde Andreessen Horowitz, Kleiner Perkins, Google, JPMorgan, Fidelity y Alibaba, hasta fuentes menos convencionales del estilo de Warner Bros. y Legendary Entertainment, el creador de películas como Godzilla y Jurassic World. ¿El por qué? Muy sencillo: esta nueva generación de pantallas no solo llevarán la usabilidad a otra dimensión, sino que además de proporcionarte una visión completa y perfectamente ajustada de la web, te pueden ofrecer de forma casi real datos como la dirección de tu próxima reunión e indicaciones para llegar ahí dibujadas a lo largo de las calles de tu ciudad. Podrás ver los productos de infinidad de catálogos colocados en tu casa, la ropa sobre tu reflejo en el espejo, los tutoriales al tiempo de hacer algo…y muchas cosas más.
“Es difícil pensar en un área que no vaya a cambiar completamente con nuestra aplicación”, sostiene Abovitz. Ningún tipo de realidad virtual ni aumentada puede hacer lo que la “realidad mixta” de Magic Leap logra con su pantalla integrada en un par de lentes que acoplan la tecnología a tu visión del mundo sin dañar tus ojos: la imagen se proyecta en tu retina y el mismo hardware recoge la información que registran tus ojos. De este modo, los objetos de la realidad mixta pueden interactuar con el mundo real y, aún más, se pretende que Magic Leap permita crear seres virtuales que actúen como asistentes para los usuarios.
Sobre su fundador, Rony Abovitz, los datos oficiales indican que nació en Cleveland en 1971, en el seno de una familia de inmigrantes israelíes y se licenció como Ingeniero Mecánico por la Universidad de Miami en 1994, finalizando un par de años después el Máster en Ingeniería Biomédica. En 1997Abovitz cofundó su primera compañía de robótica Z-KAT que más tarde sustituyeron por Mako Surgical, dedicada a la fabricación de brazos robóticos para ayudar a los médicos a realizar cirugías ortopédicas. En 2008, la compañía salió a bolsa y recaudó 51 millones de dólares.
La primera versión de Magic Leap surgiría en 2010 como Magic Leap Studios, una franquicia de largometrajes y novelas gráficas. “Yo era el único empleado, y la oficina estaba, literalmente, en mi garaje”, dice Abovitz. Para conseguir ayuda para el proyecto, usó parte del dinero que había ahorrado de Mako para contratar los servicios de la empresa creativa Weta Workshop, que ganó importancia tras encargarse de los efectos especiales y otros aspectos de la trilogía El señor de los Anillos.
Después, Abovitz cambió el enfoque de su negocio y contrató a un pequeño equipo para desarrollar la revolucionaria idea de la realidad mixta. “La primera vez que tuvimos un sólo pixel en el espacio y pudimos moverlo por la habitación, nos emocionamos”, cuenta Abovitz. “Otras personas decían: ‘¿Qué es eso? ¡Es sólo un punto!’. Pero, en ese momento, supimos que iba a funcionar”. Y, por supuesto, supieron que necesitarían inversores, pero por suerte la tecnología se vendió por sí sola.
Con tan prometedor comienzo y elevadas inversiones, Magic Leap comenzó a construir su nuevo campus de 2.5 hectáreas en octubre de 2015 y espera trasladar a casi la totalidad de sus 850 empleados antes del fin de 2017.
Por ahora, sus trabajadores se reparten por nueve oficinas alrededor del mundo, desde Silicon Valley y Austin, hasta puntos de potencial interés como Wellington (Nueva Zelanda) y Tel Aviv (Israel). Para Abovitz, es importante mantener juntos a los equipos de desarrollo crítico: “Parte del porqué Magic Leap puede avanzar tan rápido es que tenemos a todas las personas adecuadas en los lugares correctos”, explica.
Naturalmente, Magic Leap no es el único en la carrera de las lentes inteligentes. En los últimos 12 meses, se han invertido 2,300 millones de dólares en empresas de realidad virtual y realidad aumentada, según DigiCapital. Por su parte, International Data Corp., afirma que los ingresos mundiales para el mercado de realidad aumentada y virtual crecerán de 5,200 millones de dólares este año, a más de 162,000 millones en 2020.
Por eso, gigantes tecnológicos como Google lanzaron las Google Glass en 2013, un par de lentes que hacía aparecer una pantalla frente al usuario, aunque el proyecto se estancó en su versión beta. Apple también trabaja en un proyecto similar, pero no está claro si desarrolla su propio visor o busca agregar capacidades al iPhone. Sin embargo, por ahora el mayor competidor de Magic Leap es Microsoft, que anunció en 2014 su visor de realidad aumentada llamado HoloLens.