1. Refuerza con razones tus peticiones
Toda demanda exige cierta información: el qué (lo que queremos), el porqué (el motivo) y el para qué (el objetivo). Pero casi siempre nos limitamos exclusivamente al qué, mientras si añadimos un porqué o para qué nuestras propuestas resultarán mucho más convincentes.
Completando los huecos de información evitarás que los demás deban imaginarse tus motivos y objetivos, y es la forma más sencilla de ser más persuasivo.
2. Comunica tus necesidades de manera subjetiva
Usar la comunicación en primera persona te permitirá expresarte de la forma más respetuosa posible. Este tipo de lenguaje parte de tus pensamientos y emociones, utilizando tu propia perspectiva y no tanto lo que “es” o “hay que hacer”. Por ejemplo, “me gustaría hablar de mi proyección en esta empresa” es bastante menos agresivo que “tienes que buscar un momento para hablar de promoción”, donde expresas tus necesidades imperativamente.
Así crearás mensajes empáticos que le demostrarán a tu interlocutor que lo que dices no es una verdad absoluta, sino solo la expresión de tus emociones y pensamientos. Es la forma más certera y humana de comunicar tus necesidades.
3. Imprime emoción a tus mensajes
Aunque en la vida profesional priman la seriedad y la corrección, la expresión de las propias emociones, siempre que haya ciertos límites, puede reportarte unos beneficios enormes. Se ha demostrado científicamente que las emociones se contagian, y no solo cuando las observamos, sino también cuando nos hablan de ellas.
Comunicar tus emociones también permite a los demás conocerte mejor. Y eso, lejos de expresar vulnerabilidad, transmite cercanía y simpatía, dos atributos fundamentales para cerrar tratos y llegar a acuerdos.
4. No hagas de abogado del diablo
Las personas poco asertivas tienen la costumbre de hacer de abogado del diablo para poder expresar sus opiniones sin que parezca que se oponen a las ideas de los demás.
Aunque creas que puede ser una buena manera de rebatir un argumento sin que nadie se sienta atacado, la realidad es que hacer de abogado del diablo incrementa la fuerza del argumento al que te quieres oponer.
Cuando quieras defender tus ideas o rebatir una opinión, olvida los rodeos; apoya todos tus mensajes con un porqué o para qué, e intenta hablar sobre las emociones que busques contagiar. Serás más asertivo.
Con información de: Entrepreneur